Lo que inicialmente se tramitó por la Policía Foral com una pelea de bar, se magnificó tras apropiarse de la causa la Guardia Civil, que se presentaba como acusadora y como víctima.

La causa fue trasladada hasta la Audiencia Nacional al ser considerada como «un caso de terrorismo». Si se hubiera calificado como una pelea de bar, la vista se debería haber celebrado en Iruñea. Finalmente, no se consideraron los hechos como «terrorismo», pero la Audiencia Nacional les condenó a penas de entre nueve y trece años, además una de dos años.

Antes de ser juzgados, estos ocho jóvenes de Altsasu conocieron la prisión. Tres de ellos se sentaron en el banquillo siendo trasladados directamente desde prisión. Actualmente, siete se encuentran en las cárceles de Zaballa e Iruñea, tras haber estado a cientos de kilómetros de casa. Tres de ellos –Adur Ramírez de Alda, Jokin Unamuno y Oihan Arnanz– han cumplido hoy 700 días en la cárcel; los otros cuatro –Aratz Urrizola, Julen Goikoetxea, Iñaki Abad y Jon Ander Cob–, 131.

Todo esto se ha recordado y denunciado en Altsasu en un nuevo acto de denuncia de lo sucedido y de apoyo a los jóvenes y a sus familias. Inicialmente, estaba previsto que se celebrara en la plaza Iortia, escenario de numerosas movilizaciones, pero el mal tiempo ha obligado a trasladarlo al frontón Burunda.

Una vez más, tal y como se ha hecho en decenas de lugares de Nafarroa, Euskal Herria y del Estado, se ha vuelto a pedir justicia para los jóvenes de Altsasu. Han vuelto a reclamar que tienen que estar en casa, entre los suyos.