En la madrugada del 20 de enero de 1980, una bomba colocada en la puerta del bar Aldana segó la vida de Manuel Santacoloma, Liborio Arana y del matrimonio formado por Mari Paz Ariño y Pacífico Fika, además de causar decenas de heridos. La acción se la atribuyó un denominado Grupos Armados Españoles (GAE) pero nadie ha sido juzgado por este atentado.

Hoy, de nuevo, en Alonsotegi se ha exigido verdad, justicia y reparación en el acto celebrado a las 12.30 ante los murales que recuerdan a la taberna atacada. Antes, en la cercana iglesia de San Bartolomé, ha tenido lugar una misa en memoria de las víctimas convocada por el Ayuntamiento.

A pesar de la lluvia, que solo ha impedido que el grupo de danzas local Mendipe bailase un agurra, ha tenido lugar la ofrenda floral, en la que han participado familiares de las víctimas y representantes municipales de PNV, EH Bildu y PSE con el alcalde, Joseba Urbieta, al frente, acompañado por su homólogo de Gueñes, el también jeltzale Imanol Zuluaga.

Acto de guerra sucia

La izquierda independentista ha querido que esta ofrenda sea algo más que un acto conmemorativo, por lo que han mostrado sendas pancartas con los lemas ‘La violencia del Estado español impune en Euskal Herria. Aski da. Gerra zikina Estatuaren ezina’ y ‘Herriak ez du ahaztuko. Liborio, Mª Paz, Manuel, Liborio gogoan zaituztegu’, tal y como hace año tras año.

Para EH Bildu no puede pasar por alto que la «supuesta» investigación del atentado corriese a cargo de José Amedo, «uno de los impulsores del GAL», y que «reclamadas esas investigaciones al Gobierno español para que la Ertzaintza se haga cargo de ellas, se descubra que fueron inexistentes».

«Es evidente que el Estado español se ha encargado de tejer un mando de impunidad ante estas acciones violentas, impunidad mantenida bajo los diferentes gobiernos», advirtieron. Por ello, han insistido en exigir conocer la verdad y que se haga justicia.