MIKEL INSAUSTI

‘Meseta’: Observación del despoblado medio rural

MESETA
Dirección: Juan Palacios. Guion: Juan Palacios. Prod.: Ainhoa Andraka, Zuri Goikoetxea y Cristina Hergueta Fot.: Juan Palacios. Sonido: Xabier Erkizia, Fatema Abdoolcarim, Rubén Cuñarro, Alberto Peláez, Julio Arenas, Luca Rullo y Juan Palacios. Distribuidora: Atera Films.

Fotograma de la película ‘Meseta’ que dirige Juan Palacios. (NAIZ)
Fotograma de la película ‘Meseta’ que dirige Juan Palacios. (NAIZ)

El eibartarra de origen zamorano Julio Palacios es licenciado en Ciencias Ambientales y Comunicación Audiovisual, y se mueve entre Amsterdam y Gipuzkoa. Allí prepara un proyecto sobre el cambio climático que rodará en una isla danesa de 35 habitantes, y aquí ha hecho un ensayo experimental sobre el flysch de Zumaia y el Antropoceno como residente del laboratorio audiovisual de Tabakalera. Conviene recordar que ganó el premio Irizar del cine vasco en el SSIFF donostiarra con su primer largometraje ‘Pedaló’ (2016), que causó sorpresa por su original tratamiento con una insólita aventura en alta mar a bordo de la frágil embarcación del título. Con su segundo documental creativo ‘Meseta’ (2019) ha completado un recorrido mucho más largo por festivales internacionales de todo el mundo, resultando premiado en el CPH: DOX danés, en Pesaro, en Barcelona (L’Alternativa), en Zinebi y en Mallorca (Majordosc).

‘Meseta’ (2019) sigue la línea de exploración rural propuesta por Mercedes Álvarez en ‘El cielo gira’ (2004), que tantó influyó en el interés por la despoblación en las zonas agrarias y ganaderas en declive, con su aproximación a la vida en la localidad de Aldeaseñor (Soria). Palacios viajó por la meseta castellana en un recorrido de 20.000 kilómetros que le llevó de regreso a Sitrama de Tera (Zamora), el pueblo de sus abuelos donde pasó los veranos de su infancia. Hoy en día también hay gente que vuelve por vacaciones al lugar de sus mayores, pero es una actividad esporádica que no ha contribuido a la recuperación del agro, más allá de su posible explotación turística. Palacios quiere captar el ritmo vital de algunos de los 90 habitantes que allí quedan, la mayoría gente en la edad de la jubilación como su abuelo Paco y su abuela Elvira, a los que muestra sin nostalgia por el duro pasado y ajenos a la idea romántica de vivir en el campo.