EEUU vetó la exportación a China de equipos que permitan fabricar chips cada vez más pequeños. Después logró convencer a Países Bajos y Japón para que hicieran lo mismo. Ahora amenaza a Taiwán con destruir las instalaciones de la compañía TSMC, líder en la producción de chips, en el caso de que China se apodere de la isla. El ministro de Defensa de Taiwán, Chiu Kuo-cheng, dejó claro que «las fuerzas armadas no tolerarán ningún intento de destruir TSMC». Con las cosas de comer no se juega.

La confrontación geopolítica está transformando el campo de la competencia económica. Lo que hasta ahora era una carrera por eliminar barreras al comercio internacional se ha convertido en su contrario: las sanciones y las prohibiciones no dejan de crecer. Además, los países han vuelto a las ayudas de Estado a la industria en una estrategia claramente defensiva. Y es que, como recordaba hace poco el consejero de Seguridad de Joe Biden, Jake Sullivan, la base industrial de un país es la fuente de la innovación.

Inventores y patentes

Los inventos son una de las llaves para obtener una ventaja competitiva, incluso en un mercado mundial cada vez más fragmentado. El principal peligro ahora es que otros bloques geopolíticos avancen mucho más rápido dejando obsoletos productos e industrias, que cada vez más estarán protegidas por esas sanciones, prohibiciones y ayudas públicas. La competencia restringida profundizará las diferencias.

En este sentido, las estadísticas sobre patentes y propiedad intelectual ofrecen un interesante mapa sobre la innovación en el mundo desde el punto de vista de los resultados. El informe World Intellectual Property Indicators 2022 señala que en 2021, último año del que recoge datos, hubo 3,4 millones de solicitudes de patentes, y se superó por primera vez el pico de 3,3 millones de solicitudes alcanzado antes de la pandemia en 2018. Si en 1995 se alcanzó el millón de solicitudes, para llegar a los dos millones hicieron falta quince años y solamente seis años para sobrepasar los 3 millones de solicitudes.

En este crecimiento exponencial China lidera el ranking con 1,59 millones de solicitudes de patentes, tantas como las registradas por las siguientes doce oficinas. De hecho, China prácticamente ha doblado su peso en apenas diez años: en 2011 contabilizaba el 24,4% de todas las solicitudes y en 2021 son ya el 46,6%. En segundo lugar se encuentra EEUU con 591.000 solicitudes, seguida de Japón, 289.000, República de Corea con 237.000 y la Oficina de Patentes Europea con 188.000. En conjunto, más de dos tercios, el 67,6% (54,6% en 2011) de todas las solicitudes de patentes se presentan en Asia. El peso de Norteamérica ha caído casi siete puntos en diez años (del 25% en 2011 al 18,5% en 2021) y el de Europa cinco puntos porcentuales (del 15,5% en 2011 al 10% en 2021).

La aportación europea está mermando y por debajo de la de Corea. La decisión de cooperar o confrontar con el polo asiático puede profundizar todavía más su dependencia de tecnologías exteriores. Los discursos sobre el gasto en I+D e innovación venden mucho, pero los resultados europeos son bastante modestos.

El salto de Huawei

Un buen ejemplo de la dimensión de la innovación en Asia es Huawei. Después de que a finales del año pasado EEUU prohibiera vender sus equipos por razones de seguridad, la empresa china decidió multiplicar su gasto en investigación y desarrollo. Si 2021 dedicó a ese concepto 22.100 millones de dólares, el 22,4% de sus ingresos, casi el doble que Amazon y Alphabet (Google) y más del triple que Apple, el año pasado año fueron el 25,1% de sus ingresos pese a que sus beneficios cayeron un 68,7%.

Así se ha convertido en una de las compañías del mundo con mayor número de patentes activas (120.000) y líder en comunicaciones móviles, de corta distancia y códecs de vídeo. Fue la empresa que más solicitudes de patentes presentó en 2022, con más de 7.600. Cerca de 350 millones de teléfonos 5G usan sus patentes, así como el 45% de las conexiones de comunicaciones de datos mundiales.