
La globalización romana también llegó al Pirineo, tal y como han puesto en evidencia los restos localizados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi durante la campaña que está realizando este verano en el yacimiento de Zaldua, en la localidad navarra de Auritz.
Así lo ha explicado Oihane Mendizabal, arqueóloga de Aranzadi y directora del yacimiento, en una comparecencia ante los medios a pie de ‘obra’, mientras siete miembros del equipo de excavaciones seguían trabajando entre los restos del complejo termal en el que se viene interviniendo desde 2016.
En esta ocasión, la campaña se ha prolongado durante tres semanas, lo que ha permitido avanzar en el conocimiento de esas termas, que conformaban «una construcción muy grande, de alrededor de 800 metros cuadrados de extensión».
Y que este año ha deparado la sorpresa de que es una estructura más compleja de lo previsto, ya que se ha descubierto que «tiene múltiples fases de construcción que son el testigo de lo que ocurre en el asentamiento en cada época. Es un lugar de referencia».
En la campaña del año pasado ya se pudieron delimitar las dos estancias situadas en la parte norte de la edificación y se pudo evidenciar que en la «tardoantigüedad, las termas fueron abandonadas y dedicadas a usos relacionados con la metalurgia».
Este verano, se ha profundizado hasta dar con las fases relativas al uso termal y entonces es cuando ha saltado esa sorpresa, ya que «hemos podido corroborar que esa fase termal no es única, sino que hay dos fases por lo menos, por la superposición de muros y estructuras».
Por lo tanto, hubo una primera construcción en el arranque del asentamiento y «que estaría vinculada a la construcción de la calzada y el desarrollo del centro urbano, que estarían fechados en el periodo de Augusto».
Más adelante, a mediados del siglo I, se acometió una ampliación que no consistió únicamente en «añadir una o dos habitaciones, sino que se reestructura todo el complejo». Esas termas reformadas tuvieron una existencia de entre 80 y 90 años, hasta que se produjo «un abandono bastante precoz a finales del siglo I e inicios del II, lo que nos indica los altibajos que se pudieron dar en la zona».
Además de descubrir esa remodelación del complejo, las excavaciones han sacado a luz abundante material de construcción, ya que se trata de «un edificio complejo que requería de muchos ladrillos, tuberías por el uso del agua, de la calefacción...», ha explicado Mendizabal.
El equipo de Aranzadi también ha encontrado «bastantes restos de mármol, algunos de ellos como láminas, lo que nos hace pensar en suelos o paredes con esos acabados». Además, han encontrado dos tipos de mármol, «uno más blanquecino y uno rosado-verdoso, que al ser tan característico, se puede relacionar con una cantera situada en la zona del Pirineo central septentrional, por lo que hay una relación entre diferentes regiones pirenaicas».
El hecho de que se haya encontrado grandes bloques con molduras hace que los expertos apunten a que «seguramente las fachadas estarían adornadas con acabados de mármol que nos indican la monumentalidad y la importancia de este centro», lo que «contrasta con otras estructuras que hemos podido excavar alrededor de la misma zona».
Una realidad heterogénea
Junto a estos restos de construcción, han localizado una serie de piezas que vienen a evidenciar cómo la globalización del Imperio romano se hizo patente en este rincón del Pirineo y cómo se mezcló con la cultura más local. Ponen de relieve que «la realidad que había en esa época sería bastante heterogénea, ya que encontramos mezcladas varias producciones y gran cantidad de cerámica local con terra sigilatas que podemos encontrar en cualquier lugar del Imperio romano».
La local es «más tosca, de colores oscuro» y se emplearía «para el almacenaje, el cocinado, el transporte de alimentos y de bebidas», pero convive con otras producciones llegadas de otros puntos de los dominios imperiales.
Estos hallazgos llevan a pensar a los arqueólogos de Aranzadi que en el yacimiento de Zaldua se daba en aquella época «una mezcla entre las costumbres locales con las que vendrían gracias a la calzada. Sería una especie de mezcla que podemos intuir gracias a estas variaciones productivas».
Ese contraste de lo de fuera y lo local indicaría que «este asentamiento sería el nexo, la unión o la referencia para los habitantes de la comarca con el resto del Imperio romano», con gentes que «vendrían aquí a vender, a comprar, a la zona más próxima con otras regiones y también llegarían productos del exterior».
Entre esos productos, figura una lucerna, es decir, una lámpara de aceite, que «tiene el motivo iconográfico del vellocino de oro, es decir, hace referencia a un mito griego, por lo que vemos cómo esas influencias del exterior llegan hasta el corazón del Pirineo», señala Mendizabal.
También se ha encontrado una moneda de la época de Augusto con los bustos del emperador y de Agripa y con un cocodrilo en el reverso, que indicaría que se trata de una producción realizada al sur de la Galia, según ha identificado el experto en numismática de Aranzadi Mikel Legorburu.
Otras piezas halladas son fíbulas, unos broches para sujetar ropajes, con uno de ellos casi completo incluyendo su aguja, «algo difícil de encontrar», o una ficha de juego.
Este es el resultado de una campaña en la que han participado un equipo de entre 12 y 15 personas, integrado por «gente de la zona y venida de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba o La Rioja» y con diferentes perfiles, desde «estudiantes a gente que quiere colaborar».
La directora del yacimiento ha puesto de relieve la importancia de la participación en los trabajos de gente de la zona, ya que así son «partícipes de su propio patrimonio, porque al final esas personas serán las que tengan que valorar, cuidar y dar a conocer en un futuro lo hallado cuando acaban las investigaciones».
Visitas guiadas
Para conocer de primera mano el yacimiento y los hallazgos, este sábado se ha programado una jornada de puertas abiertas con visitas guiadas a las 11 en euskara y a las 12 en castellano. Para poder asistir, no hace falta inscripción previa y forma parte del proyecto «transfronterizo que realizan Auritz, Donazaharre y Aranzadi para poner en valor los restos romanos alrededor de la vía transpirenaica a los dos lados del Pirineo».
Ese proyecto es una muestra más de la implicación del Ayuntamiento de Auritz en este proyecto y cuyo alcalde, Unai Irigarai, ha destacado la importancia que tiene «para el desarrollo turístico de la zona y del pueblo».
Irigarai ha puesto el acento en que este año ha sido posible realizar una semana más de campaña, hasta completar tres, gracias a una enmienda en los Presupuestos Generales de Nafarroa, «algo que valoramos positivamente. Creemos que hay que seguir avanzando en esa dirección de apoyar económicamente en la medida que las diferentes instituciones podamos para que la gente de Aranzadi pueda estar el mayor tiempo posible para sacar a la luz lo que tenemos bajo tierra».

Rozalén y Fernando Velázquez publican una versión del villancico ‘Hator hator’

El rock escocés homenajea al artista norteamericano Dennis Hopper

La verificación de la edad con selfis, un sistema de identificación cada vez más frecuente

‘La Revuelta’ astindu du Zetak-en ikuskizunak... eta Euskararen Nazioarteko Egunean
