Crítico musical / Musika kritikaria

Una orquesta de época y un coro de los que hacen época

LE CONCERT DES NATIONS
Int.: La Capella Nacional de Catalunya. S. Mingardo (mezzosoprano), I. Arcayürek (tenor), M. Winckhler (barítono), A. Kataja (barítono). Dir.: Jordi Savall. Prog.: ‘Sinfonía n.º 3, Escocesa’ y ‘La primera noche de Walpurgis’ (Mendelssohn). Lug.: Donostia, Kursaal. 24/08/2025.

Jordi Savall, durante el ensayo.
Jordi Savall, durante el ensayo. (Jon URBE | FOKU)

El de Jordi Savall es un nombre asociado a los repertorios antiguos, incluso a los más remotos de la Edad Media, que ha grabado en infinidad de discos juntos a grupos como Hespèrion XX (ahora XXI) y La Capella Reial de Catalunya. En Donostia ha actuado en múltiples ocasiones, tanto en recitales solista como violagambista como acompañado por sus grupos, y con Le Concert des Nations lo hizo por última vez en noviembre de 2023 con un programa centrado en música barroca de Haendel y Rameau. Pero en los últimos años, Savall, con sus ideas historicistas que defienden el uso de réplicas de los instrumentos de época y la recreación de sus prácticas interpretativas, ha venido expandiendo cada vez más su rango de actuación, internándose en la música del Romanticismo e incluso de autores tan ‘tardíos’ como Bruckner. En Donostia, sin llegar tan lejos, centró su elección en dos obras de Mendelssohn.

Hay que reconocer que escuchar la ‘Sinfonía Escocesa’ con instrumentos de época fue toda una revelación. Los instrumentos acústicos modernos han evolucionado para ser más potentes y audibles en espacios grandes, y la suma de todos da cierto ‘empaque’ muy característico al sonido de las orquestas modernas. El uso de flautas, oboes y clarinetes de época, o de trompas naturales (sin pistones), no solamente afectó al timbre de las diferentes secciones de la orquesta, sino que otorgó a la totalidad un aura camerística que hacía posible escuchar hasta el último detalle de los diálogos entre instrumentos. Uno decide si le gusta más una opción o la otra, y yo, por ejemplo, eché de menos la mayor precisión de los metales modernos o el sonido más vibrado en los solos de los violonchelos, pero la versión que firmó Jordi Savall con su excelente orquesta tuvo una lógica sonora innegable. Transmitió la sensación de que todo lo que Mendelssohn había escrito en la partitura encajaba perfectamente con la herramienta que la estaba ejecutando, y si eso ya tiene un gran interés de por sí, la versión que firmó Savall fue además excelente, con un primer movimiento muy bien explicado en su complejo entramado formal, un scherzo divertido y un adagio que expresó con un sencillo lirismo, sin necesidad de diseñar en exceso la agógica de unas melodías que parecían surgir de forma espontánea de los instrumentos empleados.     

Con todo, lo más inolvidable de la velada será ‘La primera noche de Walpurgis’ que llegó en la segunda parte. No por Sara Mingardo, que en su brevísima actuación dio toda una lección de expresividad en los detalles, o por Matthias Winckhler, también muy notable en sus intervenciones, o por el resto de cantantes solistas. Fue por el fantástico coro que teníamos delante, La Capella Nacional de Catalunya, y particularmente con una sección femenina que sonó de ensueño durante los 40 minutos que dura esta especie de cantata sobre un poema de Goethe.