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Expertos vinculan las olas de calor en Europa con cambios en las corrientes atmosféricas

Investigadores han descubierto que los vientos a gran escala que circulan sobre Eurasia, la llamada corriente en chorro, están cambiando y provocando que los periodos en los que esta corriente se divide en dos ramas se vuelvan más duraderos. El fenómeno explicaría el aumento de las olas de calor.

Las olas de calor son cada vez más habituales y más duraderas. (Monika DEL VALLE | FOKU)

El aumento de la frecuencia de las olas de calor en Europa está relacionado con los cambios de la corriente en chorro que sobrevuela la región euroasiática, según los resultados de un estudio que incluye datos estadísticos de los últimos 42 años.

La corriente en chorro es una masa de aire de flujo rápido que viaja de oeste a este alrededor del hemisferio norte a unos 10 kilómetros de altura y que a veces se divide en dos chorros de viento que fluyen una sobre el sur y otra sobre el norte de Eurasia.

Uno de los autores del estudio, el investigador Kai Kornhuber, de la Universidad de Columbia, explica a Efe que esta relación se debe a que las tormentas que proceden del Atlántico, que tienen un efecto de enfriamiento, se desvían hacia el norte durante los estados de doble chorro, favoreciendo el desarrollo de olas de calor en el continente.

«La velocidad del viento al norte y al sur de Europa aumenta, pero en el centro de este sistema de doble chorro, la velocidad es mucho menor, lo que amplifica la duración de las olas de calor», señala.

Las olas de calor en el continente europeo aumentaron entre tres y cuatro veces más rápido que en el resto de las latitudes medias del norte, como EEUU o Canadá, según el estudio, publicado en ‘Nature’.

El equipo internacional de científicos ha demostrado por primera vez que el rápido aumento de la frecuencia de olas de calor en Europa está relacionado con cambios en la circulación atmosférica. También han descubierto que los vientos a gran escala que circulan sobre Eurasia, la llamada corriente en chorro, están cambiando y provocando que los periodos en los que esta corriente se divide en dos ramas, los llamados estados de doble chorro, se vuelvan más duraderos.

Temperaturas nunca vistas

Aunque las olas de calor en verano no son un fenómeno nuevo, su frecuencia e intensidad creció en los últimos años, especialmente en 2018, 2019 y 2020, y, por supuesto, con la actual ola de calor en Europa que ha llevado a países como el Reino Unido a alcanzar por primera vez los 40 grados.

«Esta tendencia está mucho más allá de lo que podríamos esperar del cambio climático por sí solo. Es importante decir que los principales factores que contribuyen al aumento de la frecuencia de las olas de calor son las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento de la atmósfera», asegura Kornhuber.

Los chorros dobles se producen por diversas razones, como la variabilidad caótica de la atmósfera, pero ¿qué es lo que hace que estos episodios sean más persistentes?

Kornhuber afirma que una posible explicación es que «la circulación atmosférica en verano se está ralentizando en el hemisferio norte». Otro factor es que «la tierra se está calentando más rápido que el océano, por lo que el contraste entre Eurasia y el Océano Ártico, que también se está calentando, pero más despacio, está aumentando».

«Todo depende de nuestras decisiones (…). Es una tendencia que no parará si no actuamos», concluye.