2024 ABU. 27 - 11:45h Elkarrizketa Enrique Azurza Director del grupo vocal Kea «Algún día un ciclo de música contemporánea ya no será necesario» Kea Ahots Taldea, conjunto vasco de referencia en la música coral de nueva creación, participa en la Quincena Musical de Donostia con un programa muy heterogéneo para el que, partiendo de la obra referencial de Ligeti ‘Lux aeterna’, su director, Enrique Azurza, ha construido todo un universo sonoro. Enrique Azurza, director de Kea. (MUSIKA HAMABOSTALDIA) Nora Franco El mes se acaba y los diferentes ciclos de Quincena dan los últimos coletazos, pero el ciclo de música contemporánea ha guardado el grueso de su programación para estos últimos días. El miércoles 28 participa en este ciclo Kea Ahots Taldea, el conjunto vasco de referencia en la música coral de nueva creación, y traen un programa muy heterogéneo para el que, partiendo de la obra referencial de Ligeti ‘Lux aeterna’, su director, Enrique Azurza, ha construido todo un universo sonoro. Por fin un coro en el ciclo de música contemporánea… Bueno, no es la primera vez que participamos en este ciclo, pero sí es cierto que hace muchos años que no veníamos y que no suele haber mucha participación coral. Se agradece mucho que Quincena haya contado con nosotros, porque los coros también existimos en este mundo de la música contemporánea. Aunque en el mundo coral se están estrenando obras y arreglos casi a diario, esa música suele catalogarse como música coral, pero no se contempla como música contemporánea. ¿Es la música coral un arte menor? Evidentemente, la respuesta es no, pero se dan dos circunstancias para esto que me planteas: en nuestra tradición coral pesa mucho el mundo amateur, que tiene unas limitaciones; y, más allá, en el mundo contemporáneo pesa mucho lo atonal –que también podríamos hablar mucho de eso–. Estos dos factores crean un foso muy difícil de salvar, porque la música coral es preminentemente más tonal y, cuando es atonal, suele requerir unos elementos más profesionales, que no se suelen dar. Éste es el precipicio que yo intentaba salvar cuando creé Kea, intentando acercar los dos mundos. Se puede hacer música atonal con un coro no profesional; por ejemplo, la Sociedad Coral de Bilbao ha cantado el Réquiem de Ligeti, pero requiere un esfuerzo que un grupo más profesional, con otras condiciones y otra seguridad, puede hacer sin tanto riesgo ni tanta adrenalina. La voz es un instrumento con unas limitaciones y los compositores intentan romper esos límites y no siempre es fácil para los cantantes. «La voz es un instrumento con unas limitaciones y los compositores intentan romper esos límites y no siempre es fácil para los cantantes» La música antigua tiene una técnica vocal específica, y otros estilos y épocas como el barroco o el clasicismo requieren un tipo de sonoridad específica. ¿Pasa lo mismo con la música vocal contemporánea? Es tan amplio el espectro de la música vocal contemporánea que abarca un montón de estéticas diferentes y es difícil hablar de un estilo en concreto. Sí que existen una serie de características necesarias como afinación, empaste o equilibrio, y también requiere una serie de capacidades técnicas, como la de cantar ciertas disonancias o crear ciertos clusters, de hacer ciertos ataques directos, de manejar grandes complejidades rítmicas, de cantar tesituras extremas… Se trata de llevar al extremo las capacidades vocales de la voz humana. En el programa de este concierto hay algunas de cal y otras de arena: hay piezas de una sonoridad, digamos, ‘fácil’ y otras realmente duras. ¿Lo hacen por el público o por ustedes mismos? Mitad y mitad. Por un lado, el coro necesita momentos de más relajación; se puede hacer un programa entero de máxima tensión, pero no es lo ideal. Por el otro lado, el público también agradece un poco de música no tan atonal, música más convencional que no le requiera un esfuerzo intelectual continuo. Pero creo que todas las piezas que he elegido son buenas, tienen calidad cada una en su estilo, independientemente de que sean más o menos tonales. Quería presentar un abanico de estéticas corales diferentes con textos religiosos y espirituales del siglo XX y creo que ha quedado un programa variado y compacto. Tenemos una tradición coral arraigada y estamos acostumbrados a escuchar coros, pero ¿hay público para un repertorio como éste? (Risas) Desde luego, en comparación con otros es un público menor. No es tan numeroso el público dispuesto a arriesgarse, pero luego te sorprenden porque viene a los conciertos gente que no esperarías ver entre el público y les encanta. Yo siempre he intentado hacer programas para ganar públicos, equilibrando música más áspera que exige un oído más abierto, con piezas más fáciles de escuchar, pero a veces nos da más miedo a los programadores que al propio público; pecamos de excesivamente conservadores, olvidándonos de que el público está muy acostumbrado a escuchar música contemporánea: no hay más que ir al cine y escuchar el tipo de disonancias y de efectos de las bandas sonoras. Kea Ahots Taldea. (MUSIKA HAMABOSTALDIA) Cuando se habla de música contemporánea siempre sale alguna voz diciendo que hay que educar al público. ¿Está usted de acuerdo? Sí, al público hay que acostumbrarlo. Hace poco leía una entrevista que le hacían a Ricardo Ugarte, el escultor, al hilo de un proyecto que hay en Tolosa de escultura contemporánea al aire libre, con obras de Chillida, de Oteiza, de Koldobika Jauregi… y él decía que le gustaba mucho la idea de hacerlo al aire libre para que el público se vaya acostumbrando a las formas contemporáneas. Vas paseando debajo de un Oteiza y te vas habituando a ver ese tipo de obras y ese tipo de expresiones. Y con la música es lo mismo: a base de escuchar obras contemporáneas, te vas acostumbrando. A mí también me ha pasado: cosas que hace 20 o 30 años no entendía, ahora las he asumido completamente. Las personas evolucionamos y el público también. Habrá piezas que nos gusten más y otras que menos, pero como sucede con todo. Lo importante es que vayamos evolucionando y que llegue el día en el que hacer un ciclo de música contemporánea no tenga razón de ser. Para el concierto traen tres obras principales de gran dificultad: ‘Exaudi’ de María Eugenia Luc, ‘Bat’ de David Azurza y ‘Lux aeterna’ de György Ligeti. ¿Cómo es el trabajo de preparación de obras como éstas? Para empezar, hay mucho trabajo individual, porque exige de los cantores una prestación individual muy sólida, mucho estudio personal, y luego hay muchísimo trabajo de conjunción. Por ejemplo, Lux aeterna lo hicimos la temporada pasada para la BOS y nos supuso meses de trabajo. Desde que abordas la obra hasta que la entiendes, la integras y la haces tuya, hay mucho trabajo de análisis para comprender cómo está construida. Ahora que, después de unos meses, hemos vuelto sobre ella, todo es mucho más fácil y más claro. Esta obra es un reto para cualquier coro y sobrecogedora para el público. Además, es una pieza icónica que ha marcado un antes y un después: es la primera vez que un autor imagina a un coro haciendo esa clase de sonidos, crea un lenguaje nuevo a partir del cual vendrán muchos otros, una obra absolutamente revolucionaria. Este ‘Lux aeterna’, que es el plato fuerte del repertorio, ha sido la excusa para nuestro programa: en torno a ‘Lux’, a esa luz, hemos reunido una serie de obras sobre la luz, la oscuridad, el amanecer… Es el Leitmotiv de nuestro concierto. Además, me apetecía, lógicamente, hacer música de autores de aquí, y me acordé de la pieza de María Eugenia Luc, que es una obra impresionante, encargo del BBVA y escrita para el grupo Exaudi, un grupo inglés que lo estrenó con mucho éxito; nosotros la interpretamos en el Festival Kuraia hace unos años y me quedé siempre con ganas de hacerla más veces, porque es una obra tremenda, hecha por una mujer y además de Bilbo. No es fácil de cantar, pero es una obra muy bien escrita, una obra maestra a ocho voces con un contrapunto elaboradísimo, una armonía muy sólida, una densidad muy expresiva, muy dramática y también un poco teatral… A mí me parece que es una obra maravillosa. Difícil, pero maravillosa. «Paseas bajo un Oteiza y te vas habituando a ver ese tipo de obras y expresiones. Y con la música es lo mismo: a base de escuchar obras contemporáneas, te vas acostumbrando» Y he añadido también la obra de mi hermano David, escrita para KUP Taldea en 2017 para que la presentaran en el Simposio Mundial de Barcelona, que es otra obra muy grande, pero muy original, en otras claves distintas, con una armonía muy atractiva, con elementos un poco minimals. El texto es muy zen, muy existencialista, y en un montón de idiomas distintos dice ‘yo soy’, significando la unión con el universo, la unión del ser con la naturaleza. Con este tipo de obras, sobre todo con los estrenos, hay un complicado trabajo de preparación sin saber su va a funcionar y se le va a poder sacar rendimiento a ese trabajo o si se va a cantar una sola vez. ¿Compensa el esfuerzo? Cuando nos decidimos a preparar el ‘Lux aeterna’ pensé que, si éramos capaces, iba a merecer la pena siempre, porque es una obra que te marca. Siempre he soñado con preparar esta obra, la tenía encima del piano esperando la oportunidad y, cuando por fin llega ese día, compensa. Por supuesto, una vez que ya está montada intentaremos volver a hacerla siempre que haya oportunidad, pero, aunque no suceda, está claro que compensa.