2025 ABU. 30 - 17:11h Un réquiem para despedir la Quincena GEWANSHAUSORCHESTERInt.: Gewandhausorchester Leipzig. Orfeón Donostiarra. Julia Kleiter, soprano. Christian Gerhaher, barítono. Dir.: Andris Nelsons. Prog.: ‘Sinfonía n.º 5, La reforma’ de F. Mendelssohn. ‘Un réquiem alemán” de J. Brahms. Lugar y fecha: Donostia, Auditorio Kursaal. 29/08/2025 Gewandhausorchester Leipzig junto a Orfeón Donostiarra. (MUSIKA HAMABOSTALDIA) Mikel Chamizo Crítico musical / Musika kritikaria De los tres conciertos que han llenado por completo el Kursaal en esta 86 Quincena Musical, dos han estado protagonizados por el Orfeón Donostiarra. Se diría que para el festival donostiarra no hay fórmula de éxito más segura que embarcar a la gran institución coral de la ciudad. Para su clausura, le pidieron al Orfeón una obra que ha interpretado en muchísimas ocasiones y que domina muy bien: ‘Un réquiem alemán’ de Brahms, una partitura que expone muchísimo al coro al tiempo que exige de él delicadeza y sutileza extremas. El Donostiarra aplicó su fórmula habitual (un sonido puro y muy controlado, unos pianos siempre etéreos y unos fortes en los que parece que se transforma en otro coro) para dominar una versión en la que Andris Nelsons pareció plegarse a lo que más beneficiaba al coro. Por ejemplo, en el segundo movimiento, ‘Den alles Fleisch’, diluyó casi por completo la sensación de pulso, para crear una paisaje sonoro estático y etéreo que casa a la perfección con la forma que tiene el Orfeón de abordar este movimiento. Fue una versión muy redonda y hermosa, con una Gewandhausorchester que se fundió hábilmente con el coro, pero también nos dejó un regusto agridulce. ¿Qué habría pasado si Nelsons hubiese impuesto un punto de vista más personal y hubiera obligado al Orfeón a seguirle a él por los derroteros que puede transitar junto a una orquesta tan fabulosa como la de Leipzig? Hubo atisbos de ello en ‘Herr, lehre doch mich’, que Gerhaher entonó con gran dramatismo obligando a Nelsons a acompañarlo en consecuencia, o en las vibrantes fugas finales de otros movimientos. Pero, en general, y aunque fue una versión sobresaliente, la sensación fue que podía haber dado mucho más de sí teniendo en cuenta los mimbres con los que se contaba. Porque además, previamente habíamos escuchado una ‘Quinta’ de Mendelssohn de grandísima categoría. La conexión entre la orquesta de Leipzig y la música del alemán es evidente, no en vano el compositor dirigió a la orquesta entre 1835 y 1847 y estrenó con ella numerosas obras. A diferencia de la brillante ‘Italiana’ o la dramática ‘Escocesa’, la ‘Sinfonía n.º 5’ trata un asunto serio: la compuso para celebrar el tricentenario de uno de los textos fundacionales del luteranismo. Por eso es una partitura solemne, en la que los recursos compositivos de Mendelssohn se ponen al servicio de cierta noción de trascendencia. De entre las cinco sinfonías que compuso, siempre ha sido con la que menos conexión he sentido, pero quizá sea porque no la había escuchado como la ofrecieron Nelsons y la Gewandhaus el viernes: con una seriedad absoluta, pero insuflando importancia y vida a cada nota, y por supuesto, con un rendimiento orquestal que rozó la perfección imaginable en una obra de Mendelssohn.