LAURA DÍEZ
PANORAMIKA

Rescatando desechos

Vista general de la exposición «Hazi arraroak / Semillas raras», de Oihane Sánchez Duro, instalada en la Escuela de Música de Sestao.
Vista general de la exposición «Hazi arraroak / Semillas raras», de Oihane Sánchez Duro, instalada en la Escuela de Música de Sestao. (Laura Díez)

Aqué nos referimos cuando hablamos de la sostenibilidad en el arte? Puede haber muchas maneras de afrontar esta perspectiva, podemos ligarlo con la situación de precariedad en la que se encuentran muchas artistas, pero también con los procesos de creación y la constante demanda de novedades. Todo tiene una rápida fecha de consumo y pronto las obras se convierten en elementos almacenados a los cuales se les intenta dar salida. Por otro lado, los procesos de investigación artística conllevan un largo recorrido de pruebas y errores que normalmente no se visibilizan pero que sí generan restos que se descartan.

Hasta el 30 de septiembre se puede visitar en la sala de exposiciones de la Escuela de Música de Sestao el proceso de investigación “Hazi arraroak / Semillas raras” de la artista Oihane Sánchez Duro (Sestao, 1991). En ella se reflexiona sobre el valor simbólico del residuo para abordar temas tan candentes como la precariedad en el arte y el continuo ejercicio al que las artistas se ven sometidas presentando convocatoria tras convocatoria. En ocasiones, la obra queda relegada a un mero instrumento efímero que sirve para justificar una ayuda recibida sin que esta haya alcanzado la suficiente madurez.

Oihane Sánchez recurre a una serie de metáforas para establecer un paralelismo entre los ecosistemas naturales y el contexto cultural, como si de un campo de cultivo se tratara, y la sala de exposiciones se convierte en un lugar equilibrado donde los elementos están distribuidos horizontalmente sobre un sustrato que nos invita a hablar sobre otros ritmos y modos de creación más lentos. La artista lleva años cuestionando los modelos existentes en la gestión cultural para pensar en formas alternativas que sean más sostenibles con la vida.

El proceso que presenta comienza cuando la artista entierra en diferentes terrenos de Bizkaia cuatro obras suyas almacenadas en su trastero, al finalizar señala el lugar con una sencilla baliza que indica un número. Tras unos meses, una de las obras es desenterrada y eso genera otra deriva del proyecto, qué deciden llevarse aquellas personas y qué dejaron como desechos. Oihane Sánchez vuelve sobre los restos del enmarcado que permanecieron sobre la tierra, convirtiéndolos en el eje central de su proceso creativo, expone los propios marcos, los moldes que realizó sobre el terreno y los positivados en cemento. Paradójicamente aquel elemento que usamos para dotar de valor a una pieza se convierte en el protagonista.

En algunos objetos hay una convivencia con los restos orgánicos que se han ido sumando a la superficie, aparecen nuevas texturas, colores y olores que escapan al control creativo. En la sala también se presentan una serie de semillas raras, ejemplares inexistentes que proponen imaginar otros ecosistemas posibles. La ingeniería agrónoma lleva años diseñando semillas a nuestro antojo para que los frutos sean más rentables en el mercado, más grandes, más bonitos… En el arte también hay lugar para la ciencia ficción. ¿Qué tipo de semillas queremos que germinen en el futuro y cuáles serán las condiciones atmosféricas que las permitan crecer y desarrollarse?