Los Cuatro Fantásticos son el pilar de Marvel Cómics, pero en el cambio de milenio nadie sabe qué hacer con ellos. “Los 4 Fantásticos” de 2005 vende mucha palomita pero patina entre la crítica y, dos años más tarde, “Los 4 Fantásticos y Silver Surfer” da un planchazo aún más generalizado. Lo lógico sería poner la super-tropa en pausa.

Pero entonces Marvel inicia su universo cinematográfico (los Cuatro Fantásticos cinematográficos pertenecen a Fox, igual que Spider-Man en la época) y lanza un ultimátum: los derechos de los personajes volverán a la casa de cómics si Fox no los aprovecha en siete años. Fox corre a producir otra película de “Los 4 Fantásticos”, será un reinicio total. Incluso el título va a cambiar de look, estilizándose como “Fant4stic” (aún hoy es común llamarla “fanfourstic” con sorna, en lugar de “Fantastic Four”).

Fox se suma a la era oscura de las adaptaciones de superhéroes, capitaneada por Nolan y Snyder, de forma que recluta a Josh Trank como director. Trank acaba de dar el campanazo con “Chronicle”, una fantástica película de superhéroes a partir de metraje encontrado, y los estudios le ofrecen adaptar “Venom” y el videojuego “Shadow of the Colossus”. El debutante Jeremy Slater y el dúo formado por Zack Stentz y Ashley Edward Miller (“X-Men: La decisión final”) han escrito un guion funcional, que Trank rechaza y reescribe por completo.

El proyecto ha sumado todas las nuevas estrellas: Miles Teller venía de “Whiplash”, Kate Mara de “House of Cards”, Michael B. Jordan de “Chronicle” y Jamie Bell de “Snowpiercer”. Algunas se recuperan del batacazo mejor que otras. Porque lo de “Fant4stic” es un batacazo a toda costa. Unos 25 millones internacionales en su primer fin de semana, pero una recepción tan deplorable que la taquilla total acaba subiendo solo a los 56 millones. En Rotten Tomatoes tiene un 37% de beneplácito popular (una cifra que, según la revista “Vox”, lleva a preguntarse cómo funcionaría el mundo «si los médicos solo realizaran el 37% de los partos, o se construyeran solo el 37% de las carreretas»). En fin, todo mal.

La película es, efectivamente, muy mala. Fox ha culpado con el tiempo a Trank, de quien se dice se comportaba de manera errática y abusiva en el set, hasta ser apartado por el propio estudio, que contrató a otro guionista -ya van cuatro- y regrabó casi todo el tercer acto. Trank, que había sido contratado por Lucasfilm para la segunda película independiente del universo “Star Wars”, sobre Boba Fett, lo despide de forma fulminante. El cineasta no reaparece hasta 2020 con Capone, un biopic bastante divisivo sobre el mafioso. Ni Fox ni Trank se han reconciliado o arrepentido nunca.

Es el caso más paradigmático del huevo y la gallina en el cine de superhéroes, una diplomacia tan tensa que desde aquel momento ha traído solo paladas de mediocridad.