TERESA MOLERES
SORBURUA

Lupinos australes

L a estación del tren que conecta el Parque Nacional de Tierra de Fuego con la capital del territorio, Ushuaia, está adornada con Lupinus, lupinos o altramuces, flores que creía procedían de los países del sur de Europa, pero, según me enteré, hay variedades sudamericanas que cubren de flores grandes extensiones de la Patagonia. Y es allá, en la vía del tren más austral del mundo, donde encontré otra sorpresa: los folletos explicativos de la historia del tren, además de en español, estaban en euskara.

Al igual que el tren, debe de ser el texto en euskara más austral del mundo y probablemente esté ahí en recuerdo de la lengua de los miles de vascos que emigraron a aquellas tierras y también para que les recordemos los turistas vascos que aparecemos por allá. El texto en euskara incluido en el mapa cuenta que el tren se había construido en 1909 y se llamaba el Tren de los Convictos, porque llevaba a los presos del penal de Ushuaia –algunos de ellos políticos argentinos– a los bosques cercanos para sacar madera usada en la construcción y calefacción de la entonces reciente colonia de Tierra de Fuego.

Volviendo a los lupinos, estas flores tuvieron su auge en los jardines campestres europeos en los años 30. Hoy en día, con su variedad híbrida Russell, siguen siendo utilizados en los bordes mixtos por sus preciosas y grandes inflorescencias de hasta 10 o 20 cm, compuestas por flores que parecen mariposas agrupadas y con una amplia gama de colores que va del blanco al azul intenso pasando por tonos rosados y púrpuras. Florece en primavera y verano.

Las hojas perennes se ramifican en abanico de cinco a nueve foliolos con el envés peloso. Puede alcanzar un metro y medio de alto, y un metro de ancho. La planta, muy resistente, necesita de un lugar a pleno sol, de suelo ligero, incluso pobre, y bien drenado. La siembra se hace en invierno hasta principios de verano, con una distancia de plantación de 30 cm. Los lupinos se multiplican por auto siembra, por lo que hay que dejarlos marchitar con sus semillas en su lugar de crecimiento para que florezcan en la siguiente primavera. Ya adultos, habrá que renovarlos cada tres o cuatro años.

Las semillas de los lupinos se utilizan en salmuera como aperitivos. Son los altramuces típicos de los países mediterráneos, ricos en fibra y proteínas.