MIKEL INSAUSTI
CINE

«Viktor Frankenstein»

Raro es el año en el que no se haga una versión cinematográfica del, a todas luces, inagotable mito de Frankenstein y en este 2015, que sepamos, hay dos ya acabadas. Una se titula simplemente “Frankenstein” y la ha realizado el veterano del cine fantástico Bernard Rose, que ha ganado el especializado Festival de Bruselas. Lo curioso es que tiene protagonismo femenino a cargo de Carrie-Anne Moss, aparte de que se desarrolla en la época actual, dentro de un ambiente clínico que recuerda al estilo de ciencia-ficción de David Cronenberg. Son cambios drásticos con respecto al origen gótico y romántico de la novela de Mary Shelley, pero que resultan inevitables si se quiere dar una nueva vuelta de rosca al tan conocido tema. También se aparta del original la película que nos ocupa y que ha realizado el escocés Paul McGuigan con James McAvoy y Daniel Radcliffe como pareja estelar.

“Viktor Frankenstein” se acoge a la denominación de origen, al igual que lo hacen todas las películas sobre los experimentos del famoso doctor, aunque la sorpresa es que el tal Viktor Frankenstein cede el verdadero protagonismo a su ayudante Igor. O, al menos, la película está contada desde el punto de vista de este habitual personaje secundario. Su reivindicación es puramente cinéfila, puesto que Igor no estaba en la creación literaria de Mary Shelley, sino que fue incorporado por las versiones terroríficas de los años 30 que llevaban el sello inconfundible de la Universal. A decir verdad, el cine no lo ha tratado muy bien, porque siempre aparece como un ser deforme y servil, hasta el punto de fue motivo de parodia a cargo de Mel Brooks y Gene Wilder en “Young Frankenstein” (1974), donde quedó inmortalizado por el llorado cómico Marty Feldman, con una cojera y una joroba exageradas.

En consecuencia, el trabajo interpretativo para el joven Daniel Radcliffe es doble, porque tiene que romper con la imagen paródica de Igor y a la vez hacer olvidar al público definitivamente su etapa infantil y adolescente como Harry Potter. Tal vez por eso ha debido de pensar que el paso a la edad adulta dentro del fantástico le empuja hacia el género de terror y de ahí que haya protagonizado sin mucho éxito “Horns” a las órdenes de Alexandre Aja. Con “Viktor Frankenstein” lo vuelve a intentar y pienso que ya ha demostrado suficientemente que puede hacer otro tipo de papeles, pero otra cuestión bien diferente es que las películas en que participe funcionen comercialmente, viniendo como viene de la franquicia más rentable de los últimos tiempos. Por otro lado, su fisonomía no es tan fácil de encajar en cualquier género y digamos que tiene pinta de rarito. Por muy diferente que sea este Igor de los anteriores que han asomado a la gran pantalla, no deja de ser el ayudante del doctor Frankenstein.

La cuestión es que Radcliffe ha confiado en la dirección de Paul McGuigan aun a sabiendas de que el escocés no es un especialista del género. Es su versatilidad la que le hace confiable, pues empezó adaptando a su paisano Irvine Welsh en la provocadora “Acid House” (1998), siendo luego capaz de probar con el cine de época en la medievalista “El misterio de Wells” (2003), si bien se ha decantado más por el cine de acción en “Gangster Nº1” (2000) y “El caso Slevin” (2006).

Lo más cerca que ha estado del fantástico ha sido en los capítulos que ha dirigido de la serie televisiva “Sherlock”, una experiencia que sin duda le ha valido para acercarse ahora al mito de Frankenstein. Bastaría con pensar como el doctor Watson, a la sazón ayudante del detective de Baker Street. A Igor le toca hacer un trabajo más oscuro, dado que es quien consigue en la morgue o los cementerios restos humanos para los experimentos de su patrón, lo que le convierte en un ser de las sombras ligado a un destino incierto y monstruoso.

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