ARTURO F. RODRIGUEZ
PANORAMIKA

Iconocracia

La fotografía sigue inundando las exposiciones del verano. Las imágenes nos hablan ya con la misma naturalidad desde la prensa, la publicidad o la política que desde el arte; pero lo más interesante es observar cómo funcionan en estos diferentes ámbitos. En esta “Era de la imagen”, en la que la cultura visual comienza a sustituir a la cultura escrita como fuente de transmisión del saber, las imágenes visuales se encargan de armar nuevas retóricas y de señalar nuevos protagonismos. Hoy, la complejidad del arte nos sitúa ante la imagen como saber, ante la imagen como poder, ante la imagen de nuestro tiempo.

La muestra “Iconocracia”, que presenta Artium de Gasteiz (hasta setiembre), agrupa alrededor de la fotografía a creadores del arte cubano de varias generaciones. A pesar de su diversidad biográfica, estética o directamente política, los artistas participantes en esta exposición coinciden en su desafío hacia lo que ha sido asimilado y catalogado como “Fotografía Cubana”, de modo que estamos ante un proyecto que plantea interesantes fricciones entre ideología, historia, arte, imagen y pensamiento.

Iván de la Nuez, comisario de la muestra, asegura que la fotografía, más que cambiar la imagen de la Revolución Cubana, la fundó. «No se entiende el impacto internacional de la Revolución Cubana sin el despliegue fotográfico que trajo consigo». El gran trabajo de fotógrafos cubanos como Corrales, Korda, Salas o Noval, y la fascinación de otros fotógrafos internacionales como Cartier-Bresson, René Burri o Meneses soporta la idea de que Cuba fue una revolución expandida desde la fotografía.

Pero “Iconocracia” «explora los propios límites del hecho fotográfico. De ahí que persiga una ubicación distinta de la mirada del fotógrafo y una remoción radical de lo que suele considerarse como objeto fotográfico».

La muestra se articula como un brillante ensayo visual desplegado a través de cinco capítulos –‘La jaula de agua’, ‘Del Nosotros al Yo’, ‘No hay tal lugar’, ‘Iconofagia’ y ‘Apoteosis’–, además de un prólogo y un epílogo. Esta estructura funciona como un recorrido en el que los tópicos y las ideas preconcebidas caen a las primeras de cambio para dejar paso a un abanico diverso (no solo de fotografía) que nos habla desde un cierto estado de bipolaridad. Muchos de los artistas de esta exposición realizan su trabajo sabiendo que la propaganda ideológica y la del mercado son distintas maneras de colonizar la conciencia, y que este proceso se realiza mediante las imágenes, cuestión que implica un doble entrenamiento y una doble crítica; de ahí esa dualidad que en ocasiones crea cortocircuitos inesperados y auténticas sorpresas.

Según avanza el recorrido de la exposición asistimos a la descompresión del formato fotográfico en propuestas de carácter gráfico, performático, audiovisual o ensayístico. La imagen creada por los artistas cubanos explosiona en mil y una fórmulas de interacción con una actualidad a la que le cuesta desprenderse de los clichés. Y lo hace a través del trabajo de un extenso listado de artistas, tales como Abelardo Morell, Rogelio López Marín, Tony Labat, Ana Mendieta, José Ángel Toirac, Lázaro Saavedra, Gustavo Acosta, Leandro Feal, Carlos Garaicoa, Hamlet Lavastida, Arturo Cuenca, Geandy Pavón, Reynier Leiva Novo o José Parlá, entro otros. Se recomienda dejar en consigna las ideas preconcebidas.