TERESA MOLERES
SORBURUA

Un árbol ornamental

C ualquier jardín, incluso uno pequeño, necesita por lo menos un árbol ornamental para que, con su verticalidad, contribuya a formar un espacio tridimensional y dar profundidad al conjunto. Bien escogido, el árbol proporciona interés durante todo el año por su silueta, follaje, floración y corteza. Y bien colocado, da sombra, privacidad y vida salvaje, además de proporcionar un punto focal en el paisaje.

Algunos árboles se escogen grandes para lograr un impacto inicial. Sin embargo, es mejor mirar la forma y la formación de las ramas, y no solo su tamaño. Hay que evitar la compra del árbol que parece haber estado en el tiesto varios años esperando su venta.

El arce, Acer grisaceum, es uno de los árboles pequeños más destacados y su lento crecimiento requiere paciencia. La corteza pelada es llamativa, las hojas pequeñas forman sombra ligera y en otoño se vuelven rojas.

El pruno, Prunus maackii, es otra alternativa. Puede plantarse como árbol grande. La corteza de color cobre luce espléndida a la luz del invierno. Tiene un follaje verde que cambia en otoño a amarillo dorado.

El abedul, Betula utilis, es de corteza color ámbar o blanco. Resulta una elección apropiada para llenar la vertical de un espacio pequeño. Forma una sombra transparente con sus elegantes hojas, que no causan problemas cuando caen sobre la hierba, ni atascan los desagües.

El Sorbus vilmorin tiene las hojas como helechos que se volverán púrpura en otoño y además, en invierno lucirá con racimos de frutos rosados. Es un serbal apropiado para espacios pequeños, ya que en diez años, solo crecerá tres o cuatro metros. Otro serbal, Sorbus cashmiriana, es ligero y pequeño, pero produce gruesas bayas rosadas que cuelgan de sus ramas incluso después de la caída de las hojas.

Si el espacio del jardín es mínimo, escogeremos variedades en tiesto, como Photinia x fraseri “Red Robin”, que en primavera y verano aparecerán con hojas de un rojo resplandeciente, y Cornus “Porlock”, el cornejo de ramas horizontales con brácteas blancas que duran varias semanas.

Como recomendaciones de cultivo, debemos tutorar el árbol en sus primeros tres años. Regar durante el primer año de plantación y añadir fertilizante de liberación lenta al comienzo de primavera, dejando libre una distancia de 60 cm a partir del tronco.