MIKEL INSAUSTI
CINE

«Goosebumps»

Hay películas que, independientemente de que gusten más o menos, adquieren una importancia especial dentro de la cultura popular, marcando a toda una generación de espectadores. Esas cosas, aunque no lo notemos, siguen sucediendo hoy en día y ahí está el fenómeno “Goosebumps” para hacérnoslo ver. Muchos niños y niñas verán por primera vez una película de terror gracias a esta producción basada en los relatos de R.L. Stine, considerado como el Stephen King de la literatura infantil. No hace falta tener hijos para observar que a muchos de ellos la fiesta de Halloween les ha pillado por sorpresa, porque no conocen esas criaturas fantásticas procedentes en su mayoría del cine y que son importadas y no pertenecen a la tradición autóctona de su país natal. Una forma de familiarizarse con ellas sin traumas son los libros del autor, traducidos al castellano con el título de “Pesadillas”, y en América del Sur como “Escalofríos”, si bien se trata de una denominación original cuyo verdadero significado tiene que ver con expresiones como «Piel de gallina» o «Pelos de punta».

El guion cinematográfico que ha escrito Darren Lemke, junto a un par de colaboradores, no pretende sentar una base para ir adaptando cada uno de los 62 libros en forma de franquiciado, sino que hace un homenaje a las creaciones de R.L. Stine en conjunto. La fórmula abracadabrante consiste en introducir en la película la figura del escritor, que es interpretada por Jack Black. Este se muda con su hijo adolescente a un nuevo vecindario en Greendale y, a pesar de que quiere pasar desapercibido, el chico acabará metiéndole en líos, porque intenta impresionar a una vecinita que le gusta y a su mejor amigo, quien precisamente es el que curiosea entre los manuscritos de “Pesadillas”. Resulta que en ellos están guardados cada uno de los monstruos que ha ido creando y el curioso de turno libera a uno de ellos con el consiguiente peligro. El resto será liberado por el muñeco de ventrílocuo Slappy, sin duda el más siniestro de todos los personajes y al que también pone la voz Jack Black.

Black se lo pasa en grande interactuando con la pareja de adolescentes formada por Dylan Minnette y Odeya Rush, al que se suma como colega Ryan Lee. El cuarteto estelar y los monstruos se llevan todo el protagonismo de la función, por lo que, con muy buen criterio, no se ha abusado de los secundarios, destacando Amy Ryan en el rol materno y Jillian Bell como la divertida tía soltera. Es en la ficha técnica donde “Goosebumps” gana muchos enteros, gracias a la increíble fotografía de nuestro Javier Aguirresarobe y a la música ensoñadora de Danny Elfman, bien conjuntadas con unos imaginativos efectos digitales que se inspiran en las viejas películas de serie B y en el diseño de monstruos clásicos de la Universal.

La crítica se ha dividido en el estreno estadounidense de la película, porque ya se sabe que para un adulto siempre es difícil meterse en este tipo de productos pensados para el público infantil y adolescente, máxime cuando no pertenecen a la generación de niños y niñas que en los 90 y en la década posterior crecieron con los libros de R.L. Stine, ni tampoco van a sentir ahora curiosidad para descubrirlos ya de mayores. La taquilla, en cambio, ha funcionado muy bien y el primer fin de semana “Goosebumps” ocupó el número uno. Teniendo en cuenta que ha costado 58 millones de dólares, la inversión está más que cubierta, pues lleva recaudados unos 70 millones solo en Estado Unidos, a la espera de la acogida que tenga en el mercado internacional. Pienso que, cuando se estrene a finales de enero del próximo año, aun habiendo pasado las fiestas navideñas, funcionará bien. El secreto está en que es de esas películas en las que los menores van a disfrutar de todas todas, mientras que los acompañantes entrados en años tampoco se van a aburrir.

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