MIKEL INSAUSTI
CINE

«Sully»

Clint Eastwood sigue en activo a sus 85 años, porque para el estudio Warner es toda una institución de la que no piensa desprenderse. De esta forma se ha convertido en el último representante de un estilo de cine asociado al Hollywood clásico y que podría simbolizar el final de una industria tal y como se ha conocido hasta ahora. Va acompañado de una ideología conservadora, dedicada principalmente al biopic como género propicio para trasladar a la pantalla a los héroes estadounidenses. Y en ese repaso por la historia reciente, le toca el turno al piloto de aviación comercial Chesley Sullenberger, cuyo apodo da título a la película: “Sully”.

Soy de la opinión de que Clint Eastwood firmó su testamento fílmico con “Gran Torino” (2008), a la que se puede considerar como su última obra personal delante y detrás de la cámara. Desde entonces se ha limitado a hacer las típicas películas de encargo, consciente de ser un cineasta tipo funcionario que ficha en su empresa de toda la vida, a la que le permiten seguir acudiendo, un día sí y otro también, a pesar de encontrarse ya en la edad de la jubilación. Se trata en todos los casos de realizaciones rutinarias hechas con el oficio que se le supone a un maestro, pero carentes de los estímulos suficientes como para volver a emocionar a sus seguidores o al público en general. “Invictus” (2009), “Más allá de la vida” (2010), “J. Edgar” (2011), “Jersey Boys” (2014) y “El francotirador” (2014) han pasado sin pena ni gloria.

Y aún con lo poco llamativo de su trayectoria reciente, lo cierto es que todavía se sigue esperando cada nuevo proyecto del viejo Clint con ganas. “Sully” ha despertado un especial interés debido a que es la primera vez que Eastwood dirige al oscarizado Tom Hanks y, ya solo por eso, la expectación que hay de cara a su estreno durante la temporada otoñal es grande. Hanks trae consigo a sus productores habituales, tanto a Frank Marshall como a Kathleen Kennedy, por lo que se podría esperar una mayor sintonía con el cine de Spielberg. Las primeras imágenes llegadas del rodaje dejan entrever que la caracterización del protagonista, al menos, es buena. Esta vez no se ha abusado del trasnochado maquillaje y la caracterización que Tom Hanks hace del verdadero Chesley Sullenberger resulta más natural, incluso con un razonable parecido físico.

Particularmente me deja un poco frío el hecho de que el autor del guion sea el fanático cristiano Todd Komarnicki, más conocido por ser el productor de la cinta “Elf” (2003), pero que en la escritura cinematográfica tiene únicamente en su haber un par de intentos muy flojos con “Resistencia” (2003) y “Seduciendo a un extraño” (2007). La primera la dirigió él mismo, mientras que la segunda cayó en manos de un James Foley venido a menos. En esta ocasión, ha adaptado el libro autobiográfico que Chesley Sullenberger escribió con la ayuda del periodista recientemente fallecido Jeffrey Zaslow.

Tanto el libro como la película se centran en la hazaña de la aviación que sacó al protagonista del anonimato, convirtiéndolo en un héroe muy popular para los norteamericanos. Fue en el año 2009, cuando el experto piloto consiguió hacer un amerizaje de emergencia sobre las aguas del río Hudson, salvando la vida de los 155 pasajeros del vuelo. Había salido poco antes del aeropuerto de La Guardia, pero una bandada de gansos provocó problemas en el motor y a punto estuvo de causar una tragedia, de no ser por la pericia y sangre fría de este hombre. Las imágenes del posterior rescate dieron la vuelta al mundo, por lo que el suceso todavía permanece vivo en la memoria colectiva, conectando fácilmente con la ficción que ahora se presenta. El reparto estelar tiene, además de a Tom Hanks, a Laura Linney en el papel de la esposa de Sully y a Aaron Eckhart como el copiloto que colaboró en la arriesgada maniobra.

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