A unque el año tenga 365 días y todos ellos son apropiados para respetarse y respetar a los demás, el mes de marzo se distingue por dedicar un «día especial» a las variadas violaciones de derechos humanos, sociales y económicos que, lamentablemente, siguen presentes. El dedicado a las personas como consumidoras es uno de ellos.

La historia se originó a partir de un discurso del presidente de EEUU J. Fitzgerald Kennedy en marzo de 1962 en el que reclamaba un respeto para las personas, en cuanto a su rol como consumidoras, dentro de la economía de mercado. Resulta curioso el énfasis que puso este gobernante en la necesidad de transparencia en la información en diversos ámbitos, tanto de la vida política, militar y económica. Y es que cuando se toca la cima, se puede ver mejor el paisaje.

El ser humano funciona como los sistemas informáticos, a golpe de paquetes de información que llegan de cualquier punto. El estropicio se origina cuando transportan virus y estamos poco o mal inmunizados. Es lo que las organizaciones consumeristas reclaman una y otra vez: veracidad, fiabilidad y transparencia en la información, como pedía Kennedy.

Un buen ejemplo de manipulación nos lo ha proporcionado la web de filtraciones “Fíltrala” (http://www.ceaccu.org/alimentacion/ceaccu-denuncia-aecosan-sector-carnico/). Esta organización ha tenido acceso a un amplio informe realizado por la consultora británica SPRIM para actores de la industria cárnica en el Estado español sobre “Estrategias del sector para contrarrestar el Documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, que, como se recordará, vinculaba el consumo continuado de carnes rojas y procesadas con el desarrollo del cáncer.

En el informe de contra-comunicación se revelan las tácticas para desmontar la alerta surgida en el gran público y, entre otras, la labor a desarrollar por varios científicos y expertos en nutrición como voces con autoritas. Huelga decir el éxito de la campaña y eso es perverso, porque nos va a pasar como con el cuento del lobo, que al final se merendó a todos.