IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Popular

El papel de la cultura de masas en nuestra sociedad es maquillar de entretenimiento y ocio todo el contenido del que se nutre. Tras ella, se desata la trasmisión de valores, imaginarios y formas de vida que se ensartan hasta la empuñadura en nuestra percepción más inconsciente. La cultura popular, por el contrario, nace y se distribuye desde otros frentes muy diferentes. A pesar de contar con un espacio propio, no son pocas las ocasiones en que ambas formas de consumo cultural se entremezclan y confunden. Lo que era popular se convierte en mainstream y lo que era masivo es adoptado, tergiversado y utilizado por otras maneras de entender los influjos culturales. Y así, en esta frontera invisible, el mundo hiperconectado es capaz de mover de un lado a otro cualquier tipo de contenido, creando espacios híbridos en los que es cada vez más difícil encontrar las fronteras que los definan.

“El ideal infinitamente variable de lo popular” es sin duda una de las exposiciones más importantes de este año. Azkuna Zentroa de Bilbo alberga hasta el día 9 de octubre un repaso por gran parte de la producción de Jeremy Deller (Londres, 1966). Su trabajo se asienta en la cultura popular como punto de partida, extendiendo sus brazos hacia la lucha política y lo colectivo como método. La selección de piezas, que ya ha pasado por Madrid, México y Argentina, se presenta a su vez como un cuestionamiento del papel del propio creador en el circuito del arte y propone el humor como uno de los hilos conductores. Casi al mismo nivel se intuye una atmósfera de melancolía que flota en varios de los ambientes que el espacio deja entrever. Incluso recreaciones de estancias íntimas plagadas de iconos, posters y fotografías que se mueven en ese terreno difuso que describíamos en las líneas anteriores. Altamente recomendable la pieza audiovisual realizada en el año 2001 que ocupa una de las estancias principales. “La batalla de Orgreave (Si hieren a uno hieren a todos)” presenta un video documental en el que, mediante una serie de entrevistas, se recuerdan los enfrentamientos entre Policía y piquetes durante las huelgas de mineros de 1984. En él, se narra el proceso de preparación de una recreación colectiva de aquel suceso con actores en el papel de policías y antiguos mineros que relatan exactamente lo que hicieron y se preparan para revivirlo de forma teatralizada. La fortaleza del relato así como lo emotivo de la lucha se vuelve presente en cada testimonio y en cada gesto. El trabajo con grupos y representaciones de lo político le supuso ser galardonado con el premio Turner gracias al proyecto “Social Parade” en la Manifesta 5 de Donostia del año 2004 que aparece en forma de documentación. Como era de esperar también en esta ocasión Deller ha contado con un colectivo local (Llano Proiekt) para la realización de una de las piezas más visibles de la sala.

Por su parte, el Guggenheim de Bilbo cierra hoy día 2 de octubre el espacio dedicado al proyecto “Shadows (1978)” de Andy Warhol (Pittsburgh, 1928). Quien fuera el precursor de la mercantilización de lo popular como objeto artístico elitista y defendiera los medios de masas como anhelo de popularidad aparece en esta ocasión para presentar una serie de 102 cuadros serigrafiados que utiliza la repetición de la forma como pretexto para la composición con colores y pequeños matices. Sin duda, algo pretencioso para ser una exposición única, puesto que se entiende mejor como una instalación con espacio propio. Puede ser algo decepcionante para la visita que quiera experimentar los clásicos formatos e iconos del afamado artista.

Dos artistas con muchos nexos comunes pero con una diferencia insalvable. Si Warhol secuestraba lo popular para convertirlo en masivo y producto mercantil, en las propuestas de Deller se verá siempre una desconfianza al mundo al que pertenece, y atará lazos con las raíces de lo popular que le permitan estar en contacto con el auténtico trabajo a pie de asfalto.