IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Desafío

Parece imposible sorprender a nuestra mirada. La inocencia nos fue raptada por el bombardeo de los mass media y la sensibilidad ante determinadas imágenes desaparece para dar paso al ojo hierático e inmóvil. En este terreno, el trabajo político de la creación artística debe reinventar caminos y espectros sensibles para evitar ser arrastrados por una inercia que no entiende de pausas ni de reflexiones. La provocación siempre ha estado unida al arte y en muchas ocasiones entendida como una mera estrategia publicitaria. Pero, por otro lado, la obra que desafía lo más profundo de nuestra moral y que es capaz de suscitar encontronazos y cortocircuitos, abre sin duda un camino a explorar. Un terreno necesario para conseguir una cultura sustentada por la construcción de miradas críticas y de públicos activos.

En esta línea, el colectivo Redil –formado por Rubén Díaz de Corcuera (Gasteiz 1964) e Iñaki Larrimbe (Gasteiz, 1967) –presenta en colaboración con la ONG Cear-Euskadi la exposición “Sin Refugio/Babesik Gabe” en el centro cultural Montehermoso de Gasteiz. Como proyecto seleccionado dentro de una convocatoria pública en torno a los derechos humanos y la creación artística, hasta el 15 de enero podremos disfrutar de los resultados de un proceso que ambos artistas desarrollaron durante los compases finales del año pasado.

Un laboratorio de creación in situ con espacios participativos abiertos, que supusieron el preludio a las obras definitivas. Sobre la sala se despliegan varias piezas que de forma descarada nos interpelan frontalmente. A medio camino entre la crítica, el sarcasmo o lo políticamente incorrecto, ahondan en cuestiones tan profundas como los comportamientos sociales ante la representación del drama y la relación con la imagen portadora de la desgracia que observamos desde nuestra posición acomodada.

Por su parte, la muestra producida por DSS2016 “Sin lugares, sin tiempo. Giltzapekoak: notas sobre la reclusión”, que el Koldo Mitxelena Kulturunea de Donostia alberga hasta el 19 de este mes, se ensarta sin miramientos en el planteamiento de las primeras líneas. Por un lado, por tratar una temática delicada e incómoda que en este caso versa en torno a la creación en lugares de reclusión –cárceles, centros psiquiátricos y centros de menores– y por otro, por la noticia de que algunas de sus piezas fueron censuradas en los momentos previos a su inauguración por decisión de la Fundación Donostia 2016, añadiendo una capa más de dificultad al propio discurso que el proyecto pretende desarrollar. La muestra consta de dos partes diferenciadas que dialogan entre sí, en lo que suponen los resultados de un proyecto iniciado a finales del 2015 en colaboración con la cooperativa italiana Sensibili alle Foglie. Esta última es la encargada a su vez de una de las partes expositivas, mientras que la otra recayó sobre la labor comisarial de Marion Cruza (Bilbo, 1982), Pablo Marte (Cádiz, 1975) y Aitor Izagirre (Bilbo, 1982).

Ambas muestras y sus resonancias se alejan de la complacencia. Evidencian espacios de conflicto que remueven y escuecen las capas más asépticas. Cualquier miedo a la incomodidad será una falta de confianza en la madurez de una sociedad suficientemente capaz de asimilar, entender y reflexionar.