IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Binomio

L a obra artística abarca distintas capas de lectura. Aunque hace tiempo que la presencia material convive con proyecciones, sonidos o cuerpos en movimiento, sigue habiendo una relación entre lo tangible y lo conceptual que establece las primeras bases de relación con el público. Como en tantas otras ocasiones hemos advertido en esta página, los condicionantes sociales, contextuales o temporales completan y enriquecen esta decodificación, pero, sin duda, este binomio forma/concepto es el que vertebra la poética del dispositivo y lo posiciona en un lugar propio desde el que desarrollarla.

La creación que Teresa Lanceta (Barcelona, 1951) presenta en Azkuna Zentroa, expande todo su potencial en el espacio del centro bilbaíno bajo el título “Adiós al rombo” programada hasta el 29 de este mes. No debemos dejarnos llevar por un encabezado tan centrado en la forma geométrica, detrás de esta propuesta hay una carga conceptual y un posicionamiento político que hacen que la visita se convierta en ineludible para entender la trayectoria y el compromiso de esta artista referente en el arte textil. En una visión general, impresiona ver el despliegue de tapices que cuelgan en la estancia principal, caminar junto a ellos y poder deambular entre los mecanismos de nudos y cabos que los componen, conquistan desde el primer vistazo la mirada visitante. Ya dentro del espacio, un proceso de investigación con mujeres del Atlas Medio y la propia línea de trabajo de Lanceta, se propone en forma de cuadros que parecen patrones, dibujos sobre maneras de coser, pinturas tejidas y una colección de retratos que representan diferentes roles femeninos divididos en dos series realizadas en el 2012 tituladas “Parientes” y “Profesiones”. A destacar la presencia de cinco artistas jóvenes, así como las acertadas colaboraciones con Lot Amorós (Barcelona, 1982) y Nicolas Malevé (Bruselas, 1969), que acaban por completar el discurso de la muestra.

La galería La Taller de Bilbo continúa su compromiso con la gráfica y las prácticas contemporáneas con la interesante “Théâtre du temps” propuesta por Gabriela Kraviez (Buenos Aires, 1965). Ampliada hasta el 27 de enero, recoge parte de los resultados del gran volumen de trabajo realizado en el propio espacio. Como una pequeña escenografía, varias telas brillantes casi carnavalescas, esperan colgadas de la pared, flanqueadas por una colección de composiciones sobre papel donde aparecen palabras registradas por la técnica de frottagge. En un segundo vistazo, la aparente teatralidad de la disposición de los elementos comienza a adquirir tonalidades diversas. Las telas –que podrían ser capas– llevan inscritas entre los brillos de sus lentejuelas conceptos tan potentes como «amor», «consolación» o «conocimiento», coincidiendo con los desplegados sobre las hojas que los acompañan. De nuevo la misma conjunción entre la representación y lo representado. La creación artística como un espacio de matices donde la propuesta matérica descubre otros estratos de relación con lo abstracto, otros caminos para rodear aquello que nos conecta con los sentimientos más básicos que son, a fin de cuentas, los hilos invisibles que hilvanan nuestras formas de vida.