TERESA MOLERES
SORBURUA

Arbustos floridos

Los arbustos floridos crean un telón de fondo para las plantas que crecen a sus pies. La mayoría requieren un mantenimiento reducido o, incluso, ninguno. Además, cuentan con la ventaja de que se pueden desplazar sin problemas en el caso de que el lugar elegido para la plantación resulte equivocado. Si son demasiado altos o espesos, se arregla fácilmente con la podadora. A la hora de escoger los arbustos es preferible optar por esos ejemplares de follaje decorativo durante la mayor parte del año –es decir, de primavera a otoño– que tienen flores y frutos atractivos.

El cornejo Cornus florida es de fácil cultivo y necesita tierra neutra y fresca. En mayo se cubre de flores parecidas a las mariposas blancas, mientras en otoño sus hojas parecen arder al tiempo que deparan frutos rosas. Otro cornejo común, el Cornus mas, tiene la corteza roja, crece en cualquier sitio y resiste el frío. Es perfecto para formar setos ecológicos y atractivos para los pájaros. El ceanotos (Ceanothus impressus) desaparece bajo sus flores azuladas y perfumadas en primavera y requiere un suelo bien drenado y al sol.

Para comenzar el año, nada mejor que la Mahonia aquifolium, que luce flores amarillas de noviembre a enero para acabar con bayas negro azulado sobre hojas pinnadas y espinosas. La Mahonia acepta cualquier suelo, incluso a la sombra. Entre las lavateras, la Lavatera albia es agradecida y crece en una sola estación. Forma bolas de flores rosas plateadas, blancas o malvas, parecidas a los hibiscus, y aunque hay que protegerla de los vientos fríos resulta muy fácil de esquejar.

El durillo o bola de nieve (Viburnum farreri) posee hojas interesantes y floración olorosa de noviembre a abril. Se aconseja plantarlo al abrigo del viento en un suelo fértil. El celindo (Philadelphus) es una especie rústica, con flores de un blanco puro perfumadas que resplandecen entre mayo y junio. No hay que olvidarse de los rosales modernos, de fácil mantenimiento y casi sin enfermedades. Los más recomendables son los floribundos o flores en racimo, utilizados en rosaledas y arriates mixtos. Se trada de híbridos de la rosa multiflora con las rosas de té. La mayor parte de estos arbustos se pueden esquejar, así que es fácil renovarlos cuando envejecen o regalarlos.