Marian Azkarate
UNA MIRADA AL MUNDO

La nueva «abuela galopante» de Sudáfrica

Hasta los 78 años la palabra ejercicio no figuraba en el vocabulario de esta profesora de piano afincada en Sudáfrica. Para combatir la osteoporosis le habían prescrito dieta y ejercicio suave (yoga y pilates), pero no iba con ella. Empezó andando tres pasos y corriendo tres y, en solo siete años, lleva acumuladas quinientas medallas. Deirdre Larkin (85 años) ha tomado el relevo a Mavis Hutchison.

Deben de ser de otra pasta... y a las pruebas nos remitimos. Empecemos por la primera, por la original «Galloping Granny» (abuela galopante) sudafricana: Mavis Hutchison. Esta «jovencita» de 93 años, que todavía sigue corriendo, tiene como filosofía de vida que «solo eres viejo cuando dejas de crecer». La frase procede de “Unstoppable Woman: The Forgotten Story of Mavis Hutchison. First Woman to Run Across American” (David y Gillene Laney, 2012), el libro donde se narra la carrera en el atletismo de esta mujer que, aunque empezó de forma tardía, a los 37 años, consiguió ser una de las grandes en larga distancia. Durante toda su vida deportiva ha establecido récords mundiales y su gesta más famosa es espectacular: fue la primera mujer en atravesar Estados Unidos corriendo, desde Los Ángeles a Nueva York. Tenía 53 años y ya era abuela. Cubrió los más de 4.600 km en 69 días, 2 horas y 40 minutos... y la marca se mantuvo hasta 1993, cuando Lorna Michael (34 años) cruzó el continente en 64 días.

Deirdre Larkin (85 años) empezó «un poco» más tarde que Mavis Hutchison, pero el gusanillo de la carrera ha prendido con fuerza en ella. Un par de datos sobre ella: nacida en Inglaterra, se trasladó a Sudáfrica en 1970 con su difunto marido y sus cuatro hijos. Se establecieron en Randburg, donde durante años dio clases de piano en el Kingsmead College. Nunca se retiró del todo, porque hoy en día sigue dando clases, que compagina con su pasión por trotar. En siete años en la competición lleva acumuladas quinientas medallas y su curriculum incluye el reciente record para mayores de 80 años, consistente en una semi-maratón de 21,097 km en 2 horas 5 minutos. A modo de ejemplo, en 2016 corrió 65 carreras, entre ellas varias medio maratones.

¡Hay que estar activo! En Sudáfrica ya es conocida como la nueva «abuela galopante»: «La gente, cuando me pasa en las carreras (porque hay muchos que me doblan), me suele saludar. Y me dicen: ‘Oye, que te hemos visto en la televisión’. Pero no hablo mucho con ellos porque tengo que conservar el aliento. Cada vez que termino una carrera, casi ni puedo creer que lo haya conseguido, aunque, al día siguiente, mi cuerpo esté ahí para recordármelo. Mi sangre circula más rápidamente en mis venas, siento todos mis músculos, ni me hubiera imaginado que tuvieran tantos. Me siento viva, tengo muchísima más energía. Yo solía tocar el piano en los hogares de ancianos y en las residencias, y la mayoría del público se me dormía mientras tocaba. ¡Lo único que les hacía despertarse era el pastel! La gente piensa que cuando llegan a los 60 tienen que quedarse quietos y que son demasiado viejos para empezar a hacer ejercicio. Todos tendrían que empezar con una suave caminata y luego incluso correr, pero si se les hace duro, que caminen. ¡Mientras que hagan algo!»

La primera vez que Deirdre Larkin se aventuró a salir a correr fue una madrugada de finales de 2009. Como niña con zapatos nuevos, a sus 78 años empezó corriendo tres pasos, caminando otros tres. Ocho años antes le habían diagnosticado osteoporosis y la medicación que le habían prescrito le hacía sentirse muy enferma. Fue a un dietista, quien le aconsejó quitar el azúcar, la sal, la harina blanca y la cafeína de su dieta, mientras que un fisioterapeuta le preparó un programa de fortalecimiento mezclando yoga, pilates y clases de fitness. «Pero entonces vi a mi hijo pequeño corriendo y pensé: ¡Lo tengo que intentar». Al cabo de poco más de un mes de entrenamiento estaba lista para su primera carrera: 10 km que terminó en 1 h 25 m. A partir de ahí se «enganchó» y fue rompiendo récords en su categoría de edad.

Pero es que esta mujer nunca había hecho ejercicio. De hecho, a los 38 años fue operada de la espalda y cuenta que casi no podía levantar ni una taza de té. Una dieta estricta y su regularidad son, dice, las claves de su excelente estado de salud. Respecto a la dieta, explica que desayuna nueces, semillas y bayas mezcladas con leche de soja; al mediodía come un tentenpié o bocadillo con un lácteo, queso generalmente, y la cena tiene que incluir dos verduras. ¿Y el entrenamiento? Cuatro días a la semana corre 7 km a partir de las 5:30 h. Lo combina con clases de fitness, y antes y después de las carreras descansa dos días,