Todo lo que sucede está marcado por el lugar que lo alberga. Es por eso que en numerosas ocasiones apelamos desde estas líneas a leer más allá de los contenidos culturales de los que disfrutamos. Como público, podemos asumir un compromiso que desborde las paredes de cualquier espacio expositivo, entendiendo de esa manera las lógicas que nos han llevado a ese momento en ese lugar concreto. La programación de arte contemporáneo surge en múltiples contextos que de forma inevitable marcan nuestro disfrute. La misma pieza en un espacio institucional o independiente adquiere capas de complejidad capaces de desatar diferentes narrativas. Por su parte, un escenario aséptico y totalmente blanco suscitará una línea discursiva que para nada tendrá que ver con una muestra en una fábrica abandonada. Con todo esto, la pieza, la acción o la instalación reivindica una identidad propia en convivencia con el entorno, siendo de nuevo nuestra labor asumir lo contemplativo como una práctica activa que forme parte del proceso artístico.

A este respecto, el trabajo que desde hace tiempo viene ofreciendo el proyecto “Puente de Deusto” encaja con el planteamiento de nuestro párrafo inicial. Un lugar como es la caseta del puente bilbaino sirve de espacio para la exposición de trabajos de artistas. La peculiar estructura obliga a adaptar proyectos que asuman la visibilidad de una zona tan inserta en el paisaje urbano cotidiano. Su ubicación invita en ocasiones a la realización de proyectos específicamente diseñados para las condiciones que plantea en lo que supone una de las propuestas más interesantes de nuestro contexto. En esta ocasión, Gonzalo Elvira (Argentina, 1971) y su proyecto “Lo imborrable” habitan el acristalado de la estructura hasta el 14 de diciembre. La última dictadura argentina y la escalofriante cifra de los 30.000 desaparecidos establecen el telón de fondo sobre el que Elvira retoma la memoria de aquellos libros y revistas considerados peligrosos por el Gobierno de Videla, que fueron quemados y prohibidos.

Por otro lado, el programa Harriak que, desde Eremuak pretende potenciar el desarrollo de nuevos espacios para la mediación y la exposición artística, estará en Markina-Xemein hasta el 2 de diciembre. El proyecto “Zena eta Dena” es una propuesta curatorial de Oier Iruretagoiena (Errenteria, 1988) que incide en el espacio expositivo que la antigua cárcel de la localidad vizcaina ofrece. El elenco formado por Ignacio García Sánchez, Gabriele Muguruza Goenaga y Paula Prieto Fernández de Velasco propone una convivencia en la que el entorno y sus trabajos provocan nuevos diálogos sobre los que se construyen relaciones con matices completamente diferentes. El mismo día 2 tendrá lugar en la ermita de Arretxinaga una instalación sonora de Gerard Ortín Castellví (Barcelona, 1988).

Por último, este 2017 la ciudad de Gasteiz asiste al décimo aniversario de “Inmersiones”, un encuentro en el que el arte emergente asume el protagonismo mediante un programa conformado por convocatoria abierta e invitación. Micro-acciones y congreso son las dos modalidades principales que, durante una década, han convertido a este evento independiente y autogestionado en una referencia ineludible dentro de nuestro territorio. “Maleducados” es el título de esta edición y el Teatro Ortzai y el espacio Zas Kultur los escenarios principales que darán cabida a un programa que tendrá lugar los días 1 y 2 de diciembre.