MIKEL INSAUSTI
CINE

«Sicario 2: Soldado»

El quebequés Denis Villeneuve ha estado metido recientemente en proyectos tan grandes, dentro del género de ciencia-ficción, que no ha podido rodar la continuación de su exitosa película “Sicario” (2015), que con un presupuesto de 30 millones de dólares triplicó esa cifra en la taquilla de los EEUU, a la que hay que sumar lo obtenido en el resto del mundo y otras plataformas fuera de la distribución cinematográfica. Para sustituirle se pensó inicialmente en el realizador independiente Jeremy Saulnier quien,, con las impactantes “Blue Ruin” (2013) y “Green Room” (2015), ha demostrado un especial talento visual para rodar escenas violentas. Pero ya se había comprometido con Netflix para hacer “Hold the Dark”, una espectacular adaptación de un relato de supervivencia en Alaska escrito por William Giraldi, y que exige un peligroso trabajo con lobos salvajes en escenarios naturales. Finalmente, el elegido, con muy buen criterio, ha sido el italiano Stefano Sollima, que puede ser considerado como uno de los punteros en el cine de acción europeo con un trasfondo social realista.

Stefano Sollima lleva a gala un apellido que no puede ser más cinéfilo, ya que es hijo del maestro del cine de género Sergio Sollima, conocido por sus spaghetti-western, policiacos setenteros y la serie televisiva de aventuras “Sandokan” (1976). En cierta medida ha superado la leyenda de su padre con una carrera mucho más definida en la pequeña y gran pantalla, gracias a adaptaciones de las historias más pujantes sobre la mafia. Empezó por el novelista Giancarlo De Cataldo y otros autores contemporáneos en la serie televisiva “Crimini” (2006), a la que han seguido “Romanzo Criminale” (2008), basada en el libro homónimo del mismo De Cataldo; y la célebre “Gomorra” (2014), a partir de la obra de Roberto Saviano sobre la camorra napolitana. En el cine destaca por “A.C.A.B.” (2012), una docuficción sobre los antidisturbios y, sobre todo, por “Suburra” (2015), creación surgida de un argumento de Carlo Bonini y el habitual De Cataldo, en torno a las corrupción política ligada en Roma al poder mafioso y las empresas de la construcción.

Si la baja de Denis Villeneuve está bien cubierta, en lo relativo al reparto la única ausencia es la de Emily Blunt, perfectamente justificada por exigencias del guion, de nuevo escrito por el ascendente Taylor Sheridan y al que dedicamos la reseña del pasado dominical con su segundo largometraje como director “Wind River” (2017). El cometido de la actriz era el de agente del FBI cuya presencia servía para dar cobertura legal a las operaciones en suelo estadounidense contra los narcos mexicanos. Ya entonces se veía superada por la militarización de esas actividades en teoría encomendadas a la policía, cediendo protagonismo al agente de la CIA encarnado por Josh Brolin y al sicario o infiltrado al que daba vida Benicio Del Toro, utilizado como experto encubierto para la guerra sucia contra los cárteles de la droga ubicados al otro lado de la frontera. La continuación incide mucho más en estos aspectos, ya sin ambigüedades, y como consecuencia de la nueva administración Trump que quiere aplicar a las escaramuzas fronterizas contra el narcotráfico el mismo rango de la lucha antiterrorista.

Junto al agente Matt Graver (Josh Brolin) y el sicario Alejando Gillick (Benicio Del Toro) reaparece Steve Forsing (Jeffrey Donovan). El segundo tendrá como rival antagonista a un brutal narco apodado Gallo, papel que recae en el actor mexicano Manuel García Rulfo. Los cuatro son secundados por Catherine Keener, Matthew Modine, Ian Bohen, Bruno Bichir, David Castañeda y Elijah Rodríguez. La cantante adolescente de origen peruano Isabela Moner interpreta a la hija del líder de un cártel que es secuestrada para provocar el enfrentamiento con otros cárteles. Los exteriores corresponden a localizaciones reales mexicanas y de la frontera con los EEUU.

Honi buruzko guztia: CINE