IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Finalizar

El hecho fotográfico se caracteriza por la presencia (física o digital) de un resultado fruto del proceso de revelado. Por tanto, así como en otras disciplinas más ligadas a la acción, al cuerpo o a las propuestas la documentación no requiere una relevancia como materialización de lo ocurrido en la pieza artística, la propia disciplina (fotografía) parece evocar per sé un resultado tangible. Pero por otro lado, somos conscientes de que si bien los formatos habituales de exposición  reclaman esta forma de finalización del trabajo creativo, existen múltiples opciones en las que el gesto de encuadrar y capturar imagen es capaz de redefinir la operación automatizada –motivo, disparo, revelado, exposición–.

Entramos entonces en un terreno en el que el objeto artístico se desvirtúa como meta y objetivo y entran en la ecuación nuevas (o renovadas) incógnitas con las que trabajar. Así como el surrealismo introdujo el objeto libro como una estrategia de materialización o el arte postal aludía a cuestiones como lo efímero del soporte, el movimiento o la conexión provocada entre el propio gesto del envío y la recepción, la fotografía es capaz de aterrizar en otros terrenos tales como el archivo o la publicación. Es por esto por lo que, una vez más, nos vemos en la situación de asegurar que no existen espacios absolutos y que la permeabilidad de las maneras, formas y modos es una de las garantías más interesantes de la creación contemporánea.

A este respecto podemos disfrutar hasta el 24 de junio en el Museo San Telmo de Donostia de “Fenómeno fotolibro”, una muestra inaugurada el pasado mes de marzo y producida por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y la Fundación Foto Colectania. La puesta en valor del álbum como elemento ineludible de la difusión de la obra fotográfica engarza con la multiplicidad de opciones que presentábamos al inicio del texto. Un proyecto que cuenta con un comisariado múltiple y que, sin duda, presenta dos grandes atractivos. Por un lado, el propio contenido, desde el que podemos obtener una visión de un espectro ampliamente representativo de lo que supone el propio formato con ejemplares pioneros, innovadores, experimentales y radicales. Y por otro, la creación de un planteamiento expositivo capaz de permitir el visionado de una colección tan amplia en la que el planteamiento visual de la muestra museística debe amalgamarse con la cuestión del volumen publicado, la organización cronológica y el planteamiento conceptual.

Por otra parte, la edición de 2017 del conocido concurso de fotografía y vídeo para jóvenes Gazte Klik Klak del Servicio de Juventud del Ayuntamiento de Gasteiz, como es habitual, tuvo como aliciente para el elenco ganador la participación en una exposición posterior que, bajo el título “Tetra Pack”, se organiza en torno a los proyectos de los cuatro agentes ganadores. Con la noción de la identidad como hilo conductor, la sala Amárica de la capital alavesa alberga entre sus paredes las producciones de Mikel Romero, Irene Santiago, Mikel Arranz, Adriana Fariñas e Ibai Cobo. Diferentes trayectorias, desempeños formales e intereses conceptuales que, sin embargo, son capaces de convivir bajo el marco de un evento que trabaja apoyando la motivación de propiciar una experiencia pre-profesional a sus participantes. Todo un acierto que debe seguir manteniéndose como un ejemplo de compromiso institucional.