MIKEL INSAUSTI
CINE

«Paradox»

La película escrita y dirigida por Daryl Hannah, actual compañera sentimental de Neil Young, ya está disponible en la plataforma Netflix, y hay que felicitarse por ello porque, de lo contrario, nos habríamos quedado sin disfrutar de un producto anticomercial por definición y de difícil distribución. Eso sí, para hacerse con la magistral banda sonora no existen problemas, bien sea en su soporte físico o a través de Internet. De la colaboración artística entre Hannah y Young ya tuvimos un alentador adelanto con una genial pieza breve en forma de videoclip de la preciosa canción “Almost Allways”, incluida en el disco “The Visitor” de Neil Young & The Promise of the Real, en el que la conocida actriz se servía de la macrofotografía en plena naturaleza para poner imágenes poéticas al caudal musical del canadiense como compositor de excepcional sensibilidad. Fue un ensayo que ahora da sus frutos en la versión extendida que es “Paradox”, un trabajo que viene a ser la lectura visual de un disco conceptual y que, en ningún caso, se limita a ser una recolección de estupendas canciones sin más.

Desde que “Paradox” se presentó en el festival de cine SXSW (South By Southwest) de Austin (Texas), la película ha tenido una pésima recepción crítica, similar a la que en su época tuvieron los primeros largometrajes del propio Neil Young. No está hecha la miel para la boca del asno y, a decir verdad, la mayoría de la crítica cinematográfica carece de conocimiento e interés melómanos. Daryl Hannah lleva a cabo en “Paradox” una continuidad estilística de la obra de Bernard Shakey, que aquí hace las veces de productor con su compañía Shakey Pictures. Este es el seudónimo que utilizaba Neil Young desde niño para sus películas, en alusión al termino “tembloroso”, debido a que manejaba la cámara sin un pulso firme, o sea todo lo contrario de cuando cogía la guitarra. No deja de ser un reivindicación del cine “underground” y sicodélico de los años 70, el que practicaron cineastas malditos como Monte Hellman o el mismísimo Dennis Hopper. A la hora de definirlo, casi cinco décadas después, los comentaristas especializados siguen sin encontrar calificativos.

Quienes estén un poco más familiarizados con la simbología que utiliza Neil Young en sus canciones seguirán encantados el desarrollo de este western musical de contenido reivindicativo, porque se presenta ante la cámara como el Hombre del Sombrero Negro que, junto a la banda de forajidos representada por su grupo de acompañamiento en directo y en estudio Promise of the Real, liderada por Lukas Nelson, hijo del mítico Willie Nelson, se dedican a robar en los bancos las semillas de la vida y a repartirlas entre los granjeros. En paralelo a la ficción, se incluye la grabación de uno de los conciertos en los que también llevan a cabo dicha acción de protesta en contra de las leyes que prohíben a los agricultores estadounidenses compartir o intercambiar semillas, y que favorecen a las multinacionales como Syngenta o Monsanto en la implantación de los químicos y transgénicos.

Hannah combina celuloide en 16 mm. con material digital en un rico juego de texturas, para captar un ambiente agreste dominado por el influjo de la luna sobre las cosechas, con secuencias paisajísticas y otras de rituales chamánicos a la luz de la hoguera que abogan por el sentido trascendente de la existencia propio de los nativos americanos. El futuro es asociado a la mujer hippy de vaporosos vestidos blancos, que protege a la madre tierra y se funde con ella. La narración se divide en tres actos: El tiempo es fluido, Hora de alimentar al buen lobo y Esperando al águila plateada. Todo ello regado por canciones sublimes: “Show Me”, “Peace Trail”, “Pocahontas”, “Cowgirl Jam”, “Hey”, “Diggin in the Dirt”, “Angel Flying Too Close to the Ground”, “Running to the Silver Eagle”, “Tumbleweed”…

Honi buruzko guztia: CINE