Bajo el lema “No Es Sano” se está desarrollando una interesante campaña promovida por diversas instituciones oficiales y asociaciones sociales que trabajan por defender el acceso universal a los medicamentos como parte indispensable del derecho a la salud. Entre los impulsores destacan el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, la Organización Médica Colegial estatal, Médicos del Mundo y varias organizaciones de consumidores y usuarios. El denominador común que mueve a entidades tan diversas es el de promover un debate público y político informado en la sociedad sobre los problemas del sistema actual de I+D e innovación médica y su impacto en el acceso a los medicamentos y la sostenibilidad de los actuales sistemas de salud.

De su amplio trabajo-informe de investigación, nos quedamos con la denuncia que hacen sobre la opacidad en las negociaciones y acuerdos entre la gran industria farmacéutica y las administraciones públicas. Esta falta de transparencia deviene por los acuerdos de confidencialidad a los que las instituciones están sujetas y que les impide hacer público cuánto se paga por los medicamentos. Y ello se debe a un sistema de propiedad intelectual que deja en manos de las compañías farmacéuticas la fijación de los precios de los fármacos y a un marco regulatorio poco transparente que beneficia a la industria en detrimento del interés público.

El actual sistema de patentes pretende garantizar la recuperación de los recursos invertidos en investigación, pero la realidad es que los gobiernos hacen una importante inversión pública, como también las fundaciones sin ánimo de lucro y otros organismos. Inyecciones de dinero que, al parecer, no cuentan a la hora de fijar los precios de los medicamentos, muy en especial los inalcanzables tratamientos oncológicos.

Los promotores de la campaña consideran urgente que se lleve a cabo un cambio del sistema porque están en peligro los recursos finitos del sistema sanitario, lo que hace que se recorten otras partidas muy necesarias, como la contratación de personal médico o los equipos para diagnosticar enfermedades.