IBAI GANDIAGA PÉREZ DE ALBENIZ
ARQUITECTURA

Diversión ante todo

Elii es un estudio de arquitectura formado en pleno albor de la crisis inmobiliaria de los años 2000, y eso ha marcado su trayectoria hasta la fecha. Su equipo está formado por Uriel Fogué, Eva Gil y Carlos Palacios, tres arquitectos que circularon por los despachos de arquitectura del Madrid del “pelotazo”. El estudio se distingue por la originalidad de sus proyectos, realizados con pocos recursos y sacando partido a presupuestos muy escasos. Lo suyo ha sido la arquitectura para la generación más golpeada por la crisis.

Llevados por un estilo personal, su cartera de proyectos es muy extensa y variada; por ejemplo, suyo es el re-diseño de las carrozas de los Reyes Magos (sí, aquellas de “No te lo perdonaré, Carmena”), que les valió un merecidísimo premio del Colegio de Arquitectos. Sin embargo, para los especialistas son más conocidos por sus proyectos de interiorismo, en los que han desarrollado mobiliario móvil, plegable, tabiques correderos, armarios ocultos... Su cuidado diseño low-cost, así como un ánimo por comunicar con herramientas de video y web su trabajo, los ha hecho muy conocidos y apreciados en el mundillo.

Suyo es también el proyecto de la casa “House of would”, un trabajo dedicado a la vivienda unifamiliar. Los autores usaron un sistema relativamente habitual hoy por hoy: muros estructurales de madera contra laminada, para conseguir una casa que se montaba en 21.600 minutos; esto es, dos semanas, que es lo que se tardó en colocar la estructura principal y la cubierta. Una vez colocada la estructura principal, solo quedarían las instalaciones y los acabados. La casa, galardonada en 2013 con el premio del COAM, se ha convertido en un pequeño clásico para los coetáneos de los tres componentes de Elii.

La vivienda se construye con siete módulos de madera formando un círculo, sobre una pendiente sin casi vegetación en el municipio de Pedrezuela, con vistas a la sierra norte de Madrid. Según los arquitectos, los condicionantes del terreno y del sistema constructivo elegido configuran una parte importante del proyecto.

El solar tiene el acceso por el lado más alto, con lo que su pendiente se despliega hacia la sierra. La decisión de colocar los distintos volúmenes simplemente apoyados sobre la ladera, excavando solo lo mínimo para colocar las zapatas, hacía que ya desde el inicio se diferenciaran dos zonas: una, la más cercana a la carretera, se conformaba como el espacio más público de la casa, con la cocina, el estudio y la habitación de invitados, y otra, en la zona baja de la ladera, con las estancias más privadas. Aprovechando el descenso de la pendiente, se consigue un curioso efecto: la cubierta de la zona privada se convierte en una terraza, protegida de las miradas de los curiosos por la parte alta de la casa. Entre las dos partes, se abre un pequeño pasillo escalonado y separa los volúmenes de arriba y abajo en dos pequeños patios con dos pequeños magnolios.

Las viviendas se cubren con un enlistonado de madera, que da la vuelta por la fachada, formando una piel continua hacia el exterior. La cubierta de los módulos se forma con ese mismo material, triangulando la pendiente para conseguir una correcta evacuación de agua (y salvar la normativa municipal que prohibía los tejados planos).

La actitud vital de un estudio singular. En el interior, los espacios despliegan los tics habituales del estudio, hoy por hoy copiados hasta la saciedad, pero novedosos en el año en el que se entregó el proyecto, 2010: paredes forradas de madera en crudo, tabiques de policarbonato para dejar pasar la luz, paneles de melamina blanca… En el exterior, una sencilla baldosa perforada resuelve la urbanización, y deja un pequeño espacio para el detallismo al colocar una serie de luces donde se lee “Sweet Home” en las perforaciones del muro lateral.

Elii es otro ejemplo de una generación de arquitectos educada en las Escuelas de Arquitectura en un periodo en el que los ejercicios propuestos eran tan “mega” como lo eran los encargos en el exterior: Palacios de congresos, museos, sedes centrales, centros comerciales… Después, cuando llegaba su primera madurez profesional, esta generación pasó de manejar presupuestos millonarios a atender las necesidades de clientes con presupuestos menores de cinco cifras. Ante ese cambio brutal, la única opción parece la de tomarse las cosas con humor. Elii es un ejemplo de dedicación, trabajo e inventiva, no importando la cuantía económica del presupuesto, y de una actitud vital y divertida hacia la vida y la arquitectura.