MIKEL INSAUSTI
CINE

«The Irishman»

A estas alturas de su vida Martin Scorsese no le teme a las producciones costosas o complejas, por eso ha sabido esperar pacientemente para poder completar un proyecto tan grande como “The Irishman”, que se retrasó porque se había metido antes en la aventura oriental de “Silencio” (2016), la difícil adaptación de la novela religiosa del japonés Shusaku Endo. Para su vuelta al cine de gángsters necesitaba de un reparto coral compuesto por sus viejos colegas de siempre y otros con los que siempre había querido trabajar, a pesar de su alta cotización. Cuando la Paramount vio como se iba inflando el presupuesto más y más, una vez rebasados los cien millones de dólares, el estudio se retiró y todo parecía indicar que el rodaje se suspendería. Pero no fue así, porque Netflix entró en juego, y puso sobre la mesa el dinero que faltaba hasta completar una inversión total de unos 140 millones de dólares. Sabido es que la plataforma digital se encuentra enfrascada en una lucha por ser aceptada dentro de la industria del cine, tras sus desencuentros con el festival de Cannes, por lo que ha convertido a la Academia de Cine de Hollywood en su principal objetivo, y sus directivos no pararán hasta que sus películas compitan por los Oscar y los ganen, algo que de la mano del cineasta italoamericano parece más que factible.

“The Irishman” no es una película más en la filmografía del maestro Scorsese, sino que quiere ser la rúbrica definitiva al género gangsteríl, al que se ha ido acercando de forma intermitente desde sus inicios en base a su cultura originaria del barrio neoyorquino de Little Italy. Por eso en el reparto vuelve a estar Harvey Keitel, que es el mayor del grupo y con el que lleva trabajando cinco décadas. Incluso ha convocado a su característico predilecto, un Joe Pesci que ya está retirado de la actuación, y que ha respondido de forma excepcional a la llamada de su viejo colega. Tampoco faltan otros secundarios habituales como Barry Primus o la actriz Welker White, no tan fijos en todo caso como su eterno actor estelar, que no es otro que Robert De Niro. Y para la ocasión quería un coprotagonista a su altura, que solo podía ser Al Pacino. Es la gran novedad, junto a Bobby Cannavale, Anna Paquin, Jesse Plemons o Jack Huston. El impresionante casting lo completan Stephen Graham, Ray Romano, Paul Ben-Victor, Domenick Lombardozzi, Joseph Russo, Alekasa Palladino, Craig Vincent, Jeremy Luke y J.C. MacKenzie. Y en el apartado técnico el señor Martin sigue siendo igual de fiel a su equipo, con la montadora Thelma Schoonmaker al frente a sus 78 años.

La película se basa en el libro de Charles Brandt “I Heard You Paint Houses”, editado en castellano por Crítica bajo el título más aclarativo de “Jimmy Hoffa: Caso cerrado”. Del guion adaptado se encarga el prestigioso Steven Zaillan, que ya colaboró con Scorsese en “Gangs of New York” (2002). El texto original arroja luz sobre el misterioso caso de la muerte del líder sindical Jimmy Hoffa en 1975, antes nunca debidamente esclarecido. Se centra en las confesiones del asesino a sueldo Frank Sheeran, conocido como “El Irlandés”. Según las cuales habría matado al patrón del gremio del transporte no por un ajuste de cuentas mafioso, debido a sus negocios con el crimen organizado, sino a resultas de una conspiración política. El finado poseía, al parecer, información sobre las conexiones mafiosas con el magnicidio del presidente Kennedy, y se le hizo callar. Está claro que Danny DeVito no poseía tal información cuando hizo su película “Hoffa” (1992), protagonizada por Jack Nicholson. Quien encarna ahora a Jimmy Hoffa es Al Pacino, mientras que Robert De Niro hace de Frank Sheeran. Sus rostros aparecen rejuvenecidos digitalmente en los flash-backs, mediante la misma técnica con la que experimentó David Fincher en “El curioso caso de Benjamin Button” (2008).

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