MIKEL INSAUSTI
CINE

«Dumbo»

De entre todos los proyectos cinematográficos anunciados para el año 2019, probablemente el más esperado sea “Dumbo”, cuyo estreno mundial llegará el día 29 de marzo. La gran expectación que ha generado la versión en imagen real del clásico animado de Disney hace que ya estemos hablando de lo mucho que promete nueve meses antes –un verdadero parto dentro del mundo del entretenimiento–, porque ya está en circulación un extraordinario trailer que tiene muy buena pinta, y que, de momento, ha servido para disipar las posibles suspicacias o dudas que pudiera despertar la complicada relación artística entre la Disney y Tim Burton.

Al nacer en Burbank, la ciudad en la que el tío Walt instaló los estudios de su mítica compañía, Tim Burton ya estaba predestinado a trabajar para Disney. El primer desencuentro se debió a que el futuro cineasta empezó a trabajar allí como animador a principios de los años 80, en una etapa crítica muy alejada creativamente de las glorias del stop-motion artesanal que el joven Burton tanto admiraba. Por eso, sus dibujos y diseños fueron desechados, lo que le llevó a independizarse y buscarse la vida como autor al margen de la gran industria del cine. Tres décadas después, un Tim Burton ya consagrado es requerido de nuevo por los ejecutivos de Disney para sellar la colaboración que en el pasado no fue posible, poniendo ahora todos los medios a su alcance. Y así nació la versión con intérpretes de carne y hueso de “Alicia en el País de las Maravillas” (2010), que tuvo una mejor recepción comercial que crítica. A cambio del éxito obtenido, Disney se comprometió a financiar el largometraje “Frankenweenie” (2012), inspirado en su viejo cortometraje homónimo de 1984. Y es que el cineasta californiano se encuentra en un momento de su carrera en el que sus nuevas películas no terminan de convencer, por lo que prefiere recuperar ideas de sus comienzos, como la desconcertante y tardía secuela de su película de 1988, “Beetlejuice 2” (2019).

Para Disney, “Dumbo” (1941) es mucho más que uno de sus clásicos animados: un título clave que salvó a la compañía de la ruina en los difíciles años de la segunda Guerra Mundial, y que aseguró su continuidad hasta hoy. Fue el decisivo cuarto largometraje de la casa, basado en el cuento escrito por Helen Aberson e ilustrado por Harold Pearl, concebido para salvar los muebles como el menos ambicioso de los proyectos de un tío Walt forzado por las circunstancias a un planteamiento austero y minimalista, el que encandiló a las audiencias de la época, al igual que a las posteriores. Casi ocho décadas después, regresa pero en forma de megaproducción, con un elefantito diseñado por ordenador mediante el CGI, lo que equivale renunciar a cualquier atisbo de su sencillez originaria.

El nuevo “Dumbo” se desprende de los personajes animales que rodeaban a la criatura protagonista, sustituyéndolos por humanos, lo que lleva a una sustancial transformación del argumento, reescrito por el también productor y guionista habitual de la franquicia “Transformers”, Ehren Kruger. Lo único que conserva es la emblemática canción “Baby Mine”, que compusieron el letrista Ned Washington y el músico Frank Churchill, y que cantó Betty Noyes con un aire de nana. Ahora la canta la joven noruega Aurora Aksnes a lo Lana Del Rey. Quienes se ocupan de dar cariño a la cría de elefante son los hijos del domador interpretado por Colin Farrell, a su vez incorporados por la actriz infantil Nico Parker y el actor infantil Finley Hobbins.

Danny DeVito vuelve a colaborar con Tim Burton en el papel del director del circo, mientras que el igualmente burtoniano Michael Keaton hace de codicioso empresario que se quiere adueñar del espectáculo al que dado fama el elefante volador. Eva Green es la trapecista y Alan Arkin, un financiero de Wall Street.

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