El pedestal de las grandes artes se vio superado cuando lo que entendemos por cultura visual las desplazó de su estatus para reivindicar una ruptura con la cultura elevada. Esta revisión de la mirada provocó una mayor concentración en la cotidianeidad y en la búsqueda de un espacio propio fuera de la propia estructura académica o legitimadora en donde los consumidores, antes sujetos pasivos, comenzaron a asumir responsabilidades en la creación de mensaje. Desbancada la Historia del Arte como reducto analítico para la imagen contemporánea, la cultura digital propicia un territorio difuso en donde la identificación de las disciplinas artísticas deja de seguir una lógica de organización por diferencias.

Esta mezcolanza abre entonces nuevas fronteras híbridas en las que los lugares y los mecanismos de investigación, producción y exhibición del arte son regentados por nuevos compañeros de viaje.

Disciplinas como el diseño gráfico, la ilustración o el arte urbano crecen conquistando terrenos a los que antes no parecían estar invitados. El arte contemporáneo, desde sus múltiples formas, aceptará esta nueva situación, siendo los comisarios, instituciones, galerías o escuelas de arte las encargadas de abrir camino hasta albergar en su seno este panorama que también la industria y el mercado han sabido adoptar. Modos de hacer antes reservados para la producción de contenido artístico son entonces repicados y reinterpretados por un mundo en el que la multidisciplinariedad visual se ramifica con una velocidad acorde con los tiempos que vivimos.

SCGallery es una de esas galerías que, desde estas líneas, hemos referenciado en varias ocasiones. De una clara inclinación por proyectos y artistas cuya relación con el espacio público atraviesa su práctica, así como por creaciones con clara relación con el arte urbano o el graffiti, llegan hasta este 2018 celebrando el décimo aniversario de su espacio situado en el bilbaíno barrio de Las Cortes. Inaugurada el pasado 22 de junio, la muestra colectiva reúne una selección de 29 artistas entre los que se encuentran nombres como Sebas Velasco, Suso 33, Isaac Cordal o Ana Barriga. Hasta el 27 de julio podremos visitar la muestra, cuyo título, “Resistance X”, parece ser por sí mismo una reivindicación de la necesidad de contar con espacios de este tipo, protagonistas directos de lo que supone la dificultad de aportar a nuestro contexto desde la experiencia de los proyectos independientes.

También llega al Museo San Telmo de Donostia la exposición producida por Azkuna Zentroa titulada “Black is Beltza”. El punto de partida es la novela gráfica homónima que el cantante, compositor y activista Fermin Muguruza (Irun, 1963) realizó en colaboración con el escritor Harkaitz Cano (Lasarte, 1975) y el ilustrador Jorge Alderete (Argentina, 1971). El proyecto inicial, que tomará forma de película de animación cuyo estreno está programado para el próximo otoño, vuelve a ser exhibido en formato expositivo con contenido renovado. Un display apoyado en materiales fotográficos y audiovisuales, así como dibujos originales de la propia novela, componen un recorrido sociopolítico por los momentos que recoge el guion del relato.

Además del calendario de apertura, que se extiende hasta el 30 de setiembre, un programa público conformado por proyecciones de filmes y visitas guiadas a cargo del propio Muguruza completan esta experiencia que encuentra en la diversidad de formatos una posibilidad para el enriquecimiento de la narración en la que, a través del personaje de Manex Unanue, seremos testigos de los principales sucesos de la sociedad de mediados de los años 70.