TERESA MOLERES
SORBURUA

La necesidad de abono

En la naturaleza, allí donde el ser humano no ha intervenido, no son necesarios los fertilizantes. Toda la materia orgánica que cae al pie de la planta (hojas y ramas muertas, flores marchitas, que nunca se recogen...) forma una capa que acaba descomponiéndose. De esta manera, se cierra un ciclo y vuelve a comenzar el siguiente. Sin embargo, si hiciéramos la prueba de recoger y retirar todas las hojas muertas caídas a pie de un árbol, al cabo de dos años comenzaría a morirse.

En el jardín se recogen los restos del césped, las hojas muertas de otoño, frutas y verduras recolectadas... Todo esto es materia orgánica que no vuelve a la tierra y para compensar esta pérdida es necesario aportes de fertilizantes, de compost al comienzo de la estación y más tarde de abono. El fertilizante actúa inmediatamente, el compost a más largo plazo. Por ejemplo, un compost extendido al principio de la estación hará que no sea necesario recurrir al abono. En caso contrario, hay que aportar abono para que la planta no sufra carencias.

En tiesto, es imposible que las plantas formen una capa para reciclar su propia materia orgánica; sus raíces no se pueden alargar buscando nutrientes porque se encuentran con las paredes del tiesto. Por este motivo, para el desarrollo de flores es indispensable un aporte de abono, aunque, con el cambio de tierra del tiesto, tienen la oportunidad de prosperar durante un año más y durante este tiempo no necesitará abono.

Los mejores abonos son los de origen orgánico. Los químicos están compuestos de sales minerales, pasan directamente a las plantas y estas se vuelven perezosas, forman menos raíces y menos micorrizas en los hongos naturales.

Tanto si la planta está en plena tierra o en tiesto, el abono debe ser el apropiado al metabolismo de la planta. Cuando los ejemplares son de crecimiento lento no tienen necesidad de abono, pues sus límites los da la propia tierra. Sin embargo, cuando crecen rápido y son glotonas necesitan la ayuda de estiércol bien dosificado. Hay que recordar que en una planta estresada o enferma el abono puede ser perjudicial. Y que incluso es mejor una planta subalimentada que otra con sobredosis que puede matarla.