IÑIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Nuevos futuros

El estudio suizo Herzog & De Meuron ha inaugurado su última obra, un nuevo Centro de Patrimonio y Arte denominado Tai Kwun. El proyecto cobra especial interés al constatar que ha sido ubicado en un complejo que comprende tres monumentos protegidos como la antigua Estación Central de Policía, la Magistratura Central y la Prisión Victoria en el corazón de la ciudad de Hong Kong.

Un enfoque totalmente nuevo en una mega urbe como Hong Kong y también en un país como China, donde los edificios antiguos y los barrios se están eliminando radicalmente para ser reemplazados por torres de apartamentos a un ritmo vertiginoso. Este principio de tabula rasa de un lienzo en blanco, que el movimiento moderno predicó en Europa tras la II Guerra Mundial, provocó la pérdida irremplazable de edificios que por ser antiguos habían quedado denostados.

Por el contrario, la vida cotidiana nos enseña que volver a inventar y reutilizar ideas y objetos preexistentes no necesariamente de un período heroico del pasado, sino simplemente lo que hay frente a nosotros, se ha convertido en un elemento esencial de una nueva cultura que se esfuerza por ser más sostenible y ecológica.

La antigua Estación Central de Policía, la Magistratura Central y la Prisión Victoria forman un complejo amurallado en el centro comercial de la isla de Hong Kong. Un sumatorio de edificios creados por los británicos en 1846, como la principal sede administrativa. El lugar es uno de los monumentos más importantes de Hong Kong. Después de su desmantelamiento en 2006 se abandonó, dejando un conjunto de terrenos abiertos y una colección de edificios únicos pero inconexos. Desde una perspectiva urbana, el complejo es un patio, a medio camino entre un vacío raro y un remanso de paz, en medio de una de las ciudades más densas y congestionadas del mundo.

Lo que una vez estuvo sobre una pequeña ladera como un símbolo prominente de la ley y el orden con vistas al puerto, se ha convertido en la actualidad en un oasis urbano de apertura y calma dentro de un bosque de edificios comerciales y residenciales. El complejo está articulado y estructurado por dos grandes espacios: el llamado patio de desfiles y el patio de la prisión. El objetivo del proyecto ha sido preservar la apertura y el carácter distintivo de ambos y reactivarlos para uso público, como unas nuevas plazas que el visitante pueda ir encontrando. Estos espacios definen el lugar físico que reactiva los antiguos monumentos como lugares de reunión, intercambio cultural, ocio y descanso.

El patio de desfiles está rodeado a cada lado por varios edificios históricos, lo que lo convierte en un espacio abierto con un área generosa para el recreo de lo público, eventos, acceso directo a restaurantes o pequeñas tiendas, así como a los espacios culturales y educativos de menor escala. El patio de la prisión, por el contrario, se transformó sutilmente en un espacio público abierto únicamente a la programación cultural.

Además, dentro del proyecto Herzog y De Meuron entendieron clave construir un nuevo edificio para abrir a la ciudad y activar el antiguo patio de la prisión. Dos nuevos volúmenes que flotan uno sobre otro y sobre las paredes de granito circundantes se concibieron como elementos distintivos e icónicos dentro de la estructura de los edificios existentes.

Al colgar el nuevo edificio en voladizo, desde la expresión arquitectónica, distinguen claramente la nueva adición respecto de las masivas construcciones históricas del lugar. Reunidos principalmente en el patio inferior, los antiguos edificios de la policía se asientan con orgullo en el nivel de la calle o en la parte superior de las paredes de granito, lo que hace conocida su autoridad y presencia en la ciudad. Este nuevo volumen no copia ninguna de las condiciones históricas, sino que crea una nueva relación con el contexto al colocarse flotando, casi levitando sobre las paredes que cerraban el antiguo complejo. La aparición de esta pieza crea, además, nuevos espacios públicos y de circulación, lo que genera espacios y lugares protegidos para reuniones o actividades, y establece una nueva conexión peatonal Este-Oeste con la ciudad.

Este volumen bicéfalo alberga todos los espacios relacionados con el arte contemporáneo y, por lo tanto, está dotado de espacios de galería versátiles. Por otro lado, su fachada de aluminio reciclado queda dominada por un rico texturizado, que se extiende por la cubierta de todo el complejo integrándolo en el paisaje urbano, y convirtiéndolo en faro y referente del centro rehabilitado.

Un centro que ha pasado de estar amenazado por las máquinas de derribo a convertirse en un refugio para los ciudadanos de Hong Kong, gracias a entender que no debe únicamente protegerse aquello que una vez fue grandioso, sino aquello que hoy nos es útil.