IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Pobre

La imagen contemporánea pertenece al tiempo de la sobreproducción. A un momento en el que las nuevas tecnologías de creación y difusión han destruido los diques de contención de cualquier canal comunicativo, convirtiéndolos en terrenos en expansión cuyos límites se traspasan con la siguiente actualización de software. Las opciones relacionales, a través de la conexión constante, provocan a su vez una circulación de construcciones visuales que quedan colgadas de servidores rebosantes de contenido de consumo rápido.

Con todo, las jerarquías en la creación han variado y alterado sus posiciones para presentar una realidad en la que el amateurismo iguala sus fuerzas ante la hegemonía de la alta cultura. La artista y ensayista Hito Steryel se refería a la “imagen pobre” como aquella que acaba perdiendo todo lo que definía su estatus (resolución, originalidad, etc.) para ganar valor a través de su capacidad de propagación. Con esto, el arte parece perder gran parte de su fuerza basada en el valor de la pieza única y la contemplación de una mirada interpelada. Como parte de una era hiperconectada, las grandes disciplinas se ven alteradas y en ciertos casos debilitadas, obligándose a redirigir sus miradas hacia un mundo que recompone cada vez su manera de ver y de ser visto.

El pasado 14 de diciembre, la galería SC Gallery de Bilbo inauguró la exposición individual del creador guipuzcoano Mikel del Rio (Arrasate, 1988). “Diodo” es una colección de piezas pictóricas localizadas en una representación realista que, sin embargo, parece querer desprenderse de cualquier construcción poética. Son reproducciones de un archivo personal en el que se entremezclan diferentes procedencias y resoluciones para acabar formando parte de este proyecto que podrá visitarse hasta el día 8 de marzo.

El artista frena la desaparición de este detritus de píxeles para dotarlas desde el arte de un nuevo lenguaje. El espacio galerístico se convierte en un lugar para salvarlas de la desaparición y proponer una nueva memoria que se reivindica a través de la materialidad del lienzo, el pigmento y el gesto. La captura digital pasa entonces a convertirse en un proceso de ritmos, composiciones y paleta. Imágenes accidentales o descartadas que el tamiz de la pintura las convierte en obra con todas las condiciones que eso supone. Una propuesta muy sugerente que sirve para el inicio del año del espacio situado en la calle Cortes.

La programación navideña de Azkuna Zentroa en Bilbo incluyó la instalación el 20 de diciembre del proyecto “Flick_Bi”: Una propuesta interactiva de Peter Weibel (Austria, 1944) y Matthias Gommel (Alemania, 1970) en colaboración con el ZKM Museum de la localidad alemana de Karlsruhe. Un fotomatón que funciona con una moneda de un euro nos permitirá realizarnos un retrato que, además del tradicional revelado, será utilizado para engrosar una gran cantidad de material que formará parte de una exposición virtual. La espectacularidad de la obra reside en que cada foto es proyectada en la gran pantalla que domina la estancia principal del centro, permitiéndonos ver nuestra imagen aumentada durante unos minutos.

Detrás de la aparente inocencia del gesto, subyace todo un discurso sobre la acumulación del autorretrato y de su condición de trofeo. La autofoto o "selfie" domina nuestra cotidianeidad como una nueva manera de relacionarnos con la realidad. Un instante que funciona como recuerdo de la experiencia, como una marca que certifica la veracidad de nuestra presencia. Por eso, el escenario lúdico que propone “Flick_Bi” constituye además un punto de reflexión desde el que plantear el destino y el sentido de cada una de las fotografías que componen nuestra galería personal. Hasta el 27 de enero tendremos la oportunidad de ver nuestra cara proyectada en el atrio de la antigua Alhóndiga.