TERESA MOLERES
SORBURUA

Aceites y tutores

Para no descuidar los cuidados del mes, empezamos por los tratamientos invernales a base de aceite mineral. Son insecticidas que actúan por asfixia al tapar los órganos de respiración, unos orificios que los insectos tienen en el abdomen. En esta época del año destruyen cochinillas en hibernación, pulgones y moscas blancas, además de los huevos y larvas que se ocultan bajo la corteza de árboles y arbustos. Los aceites de tratamiento pueden ser a base de aceite de colza, utilizada en la agricultura biológica y también vaselinas del petróleo. La pulverización se debe hacer con regularidad y en cantidad, hasta que chorree, y en días sin viento. Recordad que no se deben mezclar diferentes aceites entre sí y sobre todo no hacerlo con productos fungicidas a base de azufre y cobre.

&discReturn;También en esta época hay que acordarse de los tutores. Expuestos como están a la intemperie y a las variaciones de temperatura, las ataduras entre árboles y tutores de hace dos o tres años se aflojan y pueden romperse impidiendo sostener los árboles si llega un viento fuerte. Se trata de comprobar que el tutor debe permanecer bien hincado y que su base no está podrida. Además, el tutor no debe tocar el árbol para no herir su corteza; hay que hacer un ocho con la atadura para mantenerlos suficientemente separados y permitir que el tronco se desarrolle.

Los tutores son necesarios porque, además de proteger los árboles en los lugares muy ventosos, permiten un crecimiento rápido a la vez que fijan las raíces. Los tutores de madera de castaño duran unos dos años y para hacerlos más resistentes y longevos se puede untar la parte enterrada con un alquitrán natural o de Noruega, o bien con una mezcla de aceite de lino y caldo bordelés. Los tutores de pino descortezado y los bambúes tratados son más duraderos que los de madera de castaño.

Si en algún árbol observamos llagas producidas por el corte al podar, es necesario un tratamiento con una masilla cicatrizante. Existen diferentes masillas con fungicidas para evitar el ataque de hongos y bacterias, otras contienen hormonas para acelerar la cicatrización y son las apropiadas para tratar llagas grandes. El alquitrán de Noruega no es recomendable porque se agrieta con el tiempo y no cumple su función de relleno.