MIKEL INSAUSTI
CINE

«Lizzie»

Una de las grandes atracciones en la última edición del Festival de Sundance fue “Lizzie”, por lo mucho que se venía especulando en los últimos tiempos con un proyecto dedicado a la figura histórica de Lizzie Borden, convertida desde finales del siglo XIX en un mito criminal nunca del todo aclarado, y sobre cuya culpabilidad existen diversas teorías. En cualquier caso, forma parte de la cultura de los EEUU y de lo que se entiende por gótico americano.

En principio iba a ser una miniserie televisiva para la cadena HBO, producida nada menos que por Tom Hanks. Pero al final la película se ha movido en los límites del cine independiente, gracias a la implicación personal como productora ejecutiva de la actriz Chloë Sevigny, muy interesada en interpretar a Lizzie Borden y en tener parte del control artístico. No podía ser de otra forma, debido a que durante el periodo de espera se hizo otra versión para la pequeña pantalla que no gustó. Se trata de “Lizzie Borden Took an Ax” (2014), protagonizada por la actriz en horas bajas Christina Ricci. El título en inglés se refiere al estribillo de la vieja canción popular que ha llegado a nuestros días: «Lizzie Borden cogió el hacha /y le dio a su madre cuarenta viajes / cuando vio lo que había hecho/ le dio cuarentaiuno a su padre».

La macabra tonadilla exageraba los acontecimientos, porque las crónicas de la época hablaban de diecinueve hachazos para la madrastra y once para el padre. La nueva película, en su afán de resultar más sutil, ha acabado sustituyendo el hacha como instrumento mortal por un cuchillo, más de acuerdo con el carácter torturado de sus personajes femeninos.

La dirección corre a cargo del joven cineasta independiente Craig William Macneill, cuya precocidad le llevó a debutar una década atrás con el film experimental “The Afterlight” (2009), codirigido por Alexei Kaleina. Realmente se ha dado a conocer, sobre todo entre la audiencia del género de terror, con su ópera prima en solitario “The Boy” (2015), que le ha servido de crédito para hacer en televisión “Channel Zero: Candle Cove” (2016) y “Las escalofriantes aventuras de Sabrina” (2018).

Craig William Macneill evita caer en una utilización de la violencia inopinada, por lo que va acumulando a lo largo de la narración una tensión progresiva destinada a justificar el estallido sangriento, siempre apoyado en una estilizada puesta en escena definida por la fotografía gótica de Noah Greemberg. Al ser una producción de presupuesto modesto la ambientación nunca se come a la historia, que se sustenta en las actuaciones estelares de Chloë Sevigny y Kristen Stewart.

La caracterización de Chloë Sevigny como Lizzie Borden desarrolla un desequilibrio mental, fruto de un entorno familiar malsano, desde que perdiera a su madre biológica con tres años y sufriera maltrato sicológico por parte de su padre (interpretado por Jamey Sheridan) y de su madrastra (Fiona Shaw). Los hechos más crueles son el descuartizamiento de las palomas de la hija, servidas en la mesa; junto con la entrega de la herencia al tío despilfarrador de la chica, en detrimento de esta y de su hermana.

Sin embargo, el desencadenante definitivo parece estar en los abusos del padre hacia la criada, a sabiendas de que su hija la había convertido en su amante, con una especial dedicación hacia ella que incluía la enseñanza de la lectura.

El parricidio de 1892 en Fall River (Massachusetts) no tuvo una resolución judicial, toda vez que el fiscal (en la ficción, Jay Huguley) absolvió a Lizzie Borden, al no creerla culpable por ser de alta cuna.

El papel de la criada y amante Bridget Sullivan ha supuesto un gran esfuerzo para la actriz Kristen Stewart, en su intento por alejarse del encasillamiento de la saga “Crepúsculo”, así como de los chascarrillos sobre su lesbianismo.

Honi buruzko guztia: CINE