MIKEL INSAUSTI
CINE

«Werk ohne Autor»

El tercer largometraje del cineasta alemán Florian Henckel Von Donnersmarck ha entrado en la competición por los premios anuales, devolviéndole a la buena senda iniciada en su país de origen con su premiada ópera prima, después de un salto a Hollywood algo accidentado y del que ya parece recuperarse. “Werk ohne Autor” (Obra sin autor) cuenta con dos nominaciones a los Óscar en las categorías de Mejor Película de Habla No Inglesa y de Mejor Fotografía (Caleb Deschanel). También fue nominada a los Globos de Oro como Mejor Película Extranjera. Y todo ello a pesar de su duración de más de tres horas, tal como fue presentada en la Mostra de Venecia. En nuestro mercado llevará el título de “La sombra del pasado”, y todavía es pronto para saber si podrá verse en su montaje original completo, a la espera de su estreno anunciado para el 12 de abril.

Con “La vida de los otros” (2006) Von Donnersmarck triunfó en los premios del cine europeo como Mejor Película y Mejor Actor (el malogrado Ulrich Mühe), además de llevarse siete estatuillas del cine alemán. En la categoría de Mejor Película Extranjera llegó a acumular un Óscar, un César, un David Di Donatello, un BAFTA británico, un Guldbagge sueco, y un Sur. Tantos reconocimientos resultaron abrumadores, por lo que el salto a Hollywood con su segundo largometraje “The Tourist” (2010) fue mal recibido por la crítica. El remake de la película francófona “El secreto de Anthony Zimmer” (2005) no funcionó, al reemplazar a la pareja original compuesta por Sophie Marceau e Yvan Attal por unos decadentes Johnny Depp y Angelina Jolie. Comercialmente fue bien, pues recaudó casi trescientos millones de dólares por los cien que había costado. Sin embargo, el cineasta iba preferir volver a su terreno creativo.

“Werk ohne autor” está basada en la vida y obra del artista alemán Gehard Richter, aunque su nombre real ha sido sustituido por el ficcional de Kurt Barnert, habida cuenta de que sigue vivo a sus 87 años de edad. Y por defecto, el resto de personajes históricos responden a otros apelativos inventados para la ocasión, aunque todos ellos resultan perfectamente reconocibles e identificables.

En la trayectoria histórica del protagonista encarnado por el actor Tom Schilling, que en la película abarca desde el nazismo a la caída del Muro de Berlín, cobra una especial importancia su tía Elisabeth, a la que presta su imagen la actriz Saskia Rosendahl, y que fue la que le transmitió la pasión por el arte. Es ella la que de niño le lleva a visitar la exposición de 1937 “arte degenerado” promovida por el pintor frustrado Adolf Hitler, con cuadros de personas non gratas para el nazismo como Chagall, Klee, Grosz, Kandinsky, Dix, Van Gogh o Mondrian.

Barnert-Richter sobrevive a los bombardeos aliados de Dresde, pero su tía es internada en un asilo y sentenciada a la cámara de gas. Luego descubrirá que fue ejecutada por el oficial ginecólogo de las SS encargado del programa de eutanasia y esterilización, que para mayor crueldad resulta ser el padre de su primera esposa, papeles respectivamente interpretados por Sebastian Koch y Paula Beer.

El artista trabaja con obras abstractas y fotografías pintadas que extrae de los álbumes familiares o de la prensa gráfica, censuradas en la RDA en base a su inicial influencia picassiana. Tras pasarse al lado occidental en 1961 resurgirá en la Academia de Düsseldorf, donde tiene como maestro de performances a un trasunto de Joseph Beuys, bajo el lema “lo importante es no apartar nunca la mirada”.

El mensaje que el cineasta quiere recoger del creador plástico consiste en que el verdadero arte sobrevive al totalitarismo y nunca se deja doblegar por el conformismo, siempre que el artista mantenga su libertad de perspectiva. Todo ello enmarcado en un reparador ejercicio de memoria histórica genuina y conscientemente alemán.

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