Didier Bizet / Zoom

Esperanza en el mar helado

El Mar de Aral es testigo de una de las mayores derrotas medioambientales del planeta. En el año 2003, la NASA certificó que el que fuera el cuarto mar interior más grande del mundo se había reducido en un 90%. En un lugar donde la vida es muy dura, en invierno se torna casi imposible con temperaturas de -20ºC. Pese a ello, los habitantes de Tastubek, en la parte kazaja del Mar de Aral, alimentan las esperanzas de volver a pescar. Motivos no les faltan. Tras la construcción de la presa de Korakal y a medida que desciende la salinidad de sus aguas, las capturas van en aumento.