XANDRA ROMERO
SALUD

Saciedad y saciación

La alimentación es un fenómeno complejo que permite a los organismos mantener un suministro de energía de forma equilibrada y que está determinado por un mecanismo que modula la ingesta y el gasto energético, así como la frecuencia de consumo. Dicho suministro es fundamental para la regulación del apetito y del peso corporal.

Sin embargo, tal y como ocurre en patologías más graves como anorexia, bulimia y obesidad, los organismos pueden perder la capacidad de reconocer y reaccionar de forma adecuada a estos estímulos, alterando en última instancia la regulación del peso corporal y del apetito. Hablamos, en parte, de lo que conocemos como saciedad, que en general es una sensación física con la que todos nacemos y notamos en la parte superior del estómago que nos dice que ya hemos comido suficiente para aportar energía al cuerpo.

Pero esta sensación física que percibimos de forma innata desde el nacimiento, en muchas ocasiones se va perdiendo a lo largo de la vida. Las primeras pérdidas pueden darse en la infancia cuando los cuidadores entienden que no hemos comido suficiente e insisten con frases del tipo: «Tienes que comértelo todo», «hasta que no te lo comas todo no te levantarás de la mesa», «en esta casa no se tira nada» o «si no te lo comes todo no crecerás». Insistir a los menores en no dejar nada en el plato hace que la sensación de saciedad se pueda ir desconectando, de manera que el aprendizaje que se hace es no hacer caso a esas sensaciones corporales sino a otras señales externas. Del mismo modo, durante la juventud los constantes procesos de realizar dietas restrictivas, abandonarlas y volver a comer como antes de ellas agravan y mantienen dicha desconexión.

Esta circunstancia es más común de lo que parece; sin embargo, es en situaciones de mayor gravedad donde se observa esta desconexión de forma rotunda. Por ejemplo, es habitual en pacientes con obesidad que se han sometido a cirugía bariátrica u otra técnica en la que se reduce la cavidad estomacal. Cuando estas personas tienen delante los escasos gramos de comida que pueden tomar y que en su nueva situación serían suficientes, solo con ver la cantidad pueden sufrir ansiedad. Está claro que han aprendido a que la primera señal a la que deben prestar atención es la visual, la externa.

En casos de anorexia y bulimia, donde estas señales corporales se han desconectado prácticamente del todo, ocurre algo similar. A alguien que se recupera de una anorexia puede que solo con ver una cantidad determinada en un plato hondo y la misma cantidad en un plato llano le genere angustia. De nuevo su saciedad es visual, cognitiva y aprendida, no interiorizada. Y por último, alguien con bulimia, acostumbrado a restringir la ingesta y a darse atracones que le producen una saciedad extrema, va a tener mucha dificultad en saber cuánto es una ración adecuada que le aporte la energía suficiente, ni más ni menos.

Tanto es así que uno de los retos a los que nos enfrentamos los nutricionistas es ayudar a los pacientes a reconectar y volver a ser conscientes de estas señales corporales, pues de lo contrario necesitarán siempre alguien externo que les indique no tanto el qué, sino cuánto comer, cuál es una ración adecuada y cuándo lo es en distintos momentos. Nunca van a ser autónomos. Ahora bien, lo que todos conocemos como saciedad en realidad se llama saciación y es el proceso que determina el momento en el que se suspende el acto de comer; es decir, la delimitación del final de un episodio que resuelve la cantidad de alimento ingerido. Este, a su vez, se identifica por su duración temprana, definido durante aproximadamente veinte minutos desde el inicio de la ingesta.

La saciedad viene después y se describe como el intervalo entre comidas en función del tiempo transcurrido, es decir, desde el momento en que llegamos a la saciación y hasta que percibimos de nuevo la primera señal de hambre. Por lo tanto, si tienes dificultades para controlar el peso, si te angustias constantemente pensando si has comido lo suficiente o, por el contrario, te has pasado, puede que sea el momento de plantearte si realmente reconoces y sientes esa saciación y, si no es así, busca ayuda para reconectarte a ella.

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