XANDRA ROMERO
SALUD

¿Suplementar con omega 3 o no?

En una sociedad que educa en competitividad y en exigencia y coincidiendo con la fiebre por los suplementos nutricionales de toda clase, nos encontramos con la duda de si dar o no suplementos de omega 3 a nuestros niños.

Los omega-3 son una familia de ácidos grasos poliinsaturados que contiene el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El ALA lo encontramos sobre todo en los alimentos de origen vegetal como el aceite de lino, en el propio lino, frutos secos como las nueces, en las semillas de calabaza y las de cáñamo; y tanto el EPA como el DHA están principalmente en pescados azules (salmón, atún, trucha, boquerones) pero también en algas marinas.

Hay que destacar, de forma general, algunas diferencias entre ellos: el EPA actúa de forma más específica en los niveles del colesterol en sangre y en la circulación, y es muy importante para la salud del corazón; y el DHA, en cambio, incide en el funcionamiento del sistema nervioso, vista, memoria y concentración. El ALA tiene algunos de los beneficios asociados con el EPA y el DHA, pero en menor proporción.

En vista de que el DHA mejora la sinapsis, la conexión neuronal y la concentración, muchos profesionales lo están recomendando en dosis altas en niños diagnosticados con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Asimismo, se están recomendando cuando hay patologías inflamatorias crónicas o como coadyuvante en tratamientos contra el cáncer. En animales, el DHA cerebral bajo da como resultado un aprendizaje y un comportamiento deficientes y dado que la infancia es un período de crecimiento y maduración del cerebro y para el desarrollo visual y cognitivo óptimo, algunas investigaciones se han centrado en valorar si la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados, incluido el DHA, muestran mejoras en la cognición y el comportamiento.

La cuestión es: ¿Lo tomamos vía alimentos o a través de suplementos? y, más importante, ¿estos suplementos cuentan con el suficiente respaldo científico? Aquí es donde encontramos más dudas al respecto. Los suplementos con omega 3 no parecen tener los mismos beneficios para la salud que el omega 3 que tomamos a través de los alimentos. Un estudio publicado en 2015 en la revista científica “JAMA” (Journal of the American Medical Association) concluía que, a lo largo de una investigación que duró cinco años, no hubo diferencias significativas en la función cognitiva entre personas ancianas que ingirieron placebo y otras que tomaron suplementos de omega 3.

Asimismo, un estudio de revisión de todo lo publicado hasta 2012 y que aparece también en esta revista concluía que la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados omega-3 no se asoció ni de forma relativa ni absoluta con un menor riesgo de mortalidad por cualquier causa, ni en concreto con la disminución del riesgo por muerte súbita, infarto de miocardio o ictus.

En cuanto a suplementación en niños, los estudios revisados generalmente indican que las mejoras en el estado de DHA pueden iniciar cambios cerebrales que son observables en actividades de aprendizaje y comportamiento. Sin embargo, las pruebas estandarizadas de cognición no muestran cambios consistentes, por lo que lo único que se puede inferir es que el déficit de DHA en niños sanos implica problemas de aprendizaje y comportamiento como efectos perjudiciales pero no podemos asegurar que la suplementación los corrija.

Resumiendo, nos quedamos con dos conceptos: el primero es que los beneficios de una ingesta elevada de omega 3 a través de la dieta sí han sido probados y hasta la fecha, al menos, no se han puesto en entredicho. Por otro lado, rescatamos el del patrón de dieta mediterránea: no son solo los nutrientes por separado los que ejercen los beneficios, son estos nutrientes contenidos en su materia prima (los alimentos) y en su estado natural (sin procesar) que, combinados con otros, ejercen ese beneficio. Por lo tanto, los suplementos no parecen ser, de momento al menos, una alternativa. Comamos pescado y semillas, o semillas y algas si somos vegetarianos.

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