ESTAMPAS

Mándame un taxi, por favor

Ya podemos ir preparándonos. En un futuro próximo, obligados por la necesidad de abandonar los combustibles fósiles –sí o sí, porque, sino, adiós al planeta azul– y metidos de lleno en la carrera de los avances tecnológicos, los medios de transporte que conocemos cambiarán. Y mucho. Estamos oteando las primeras señales de la revolución que se avecina, que va desde los vehículos eléctricos y los autónomos hasta los taxis y coches voladores como alternativa a los atascos en las grandes urbes. Sí, coches voladores como el prototipo que ya ultiman Audi y Airbus en Austria, y sobre el que acaban de firmar un acuerdo con la RATP, la entidad que gestiona el transporte metropolitano de París, para su uso en la Ciudad de la Luz. Entonces, ¿no resultaría extraño que pronto pudiéramos tomar un taxi submarino como el de la fotografía? Es un Uber o, mejor dicho, un scUber, como lo ha bautizado esta compañía que, por cierto, es también una de las que ha revolucionado el concepto del transporte tradicional. Hasta el 18 de este mes, solo cuarenta afortunados con dinero podrán pedirse este Uber submarino para ver de cerca la Gran Barrera de Coral australiana. A cambio de unos 1.800 euros, tendrán medio día de snorquel y una hora de taxi a 20 metros de profundidad. Los demás esperaremos a que bajen los precios.