TERESA MOLERES
SORBURUA

Trepadoras costeras

Este año, en las floristerías abunda una trepadora tropical, la mandevilla, que junto a las lantanas, las surfinias y las begonias va desplazando a los muy comunes pelargonios o geranios de otras temporadas. Sin embargo, en los cementerios de Ipar Euskal Herria son conocidas desde hace algún tiempo, incluso se les da el nombre de “flores de cementerio”. Son unas todo terreno que se contentan con poca cosa y les gusta el sol estival, sin una sequedad excesiva. Su follaje es de hojas coriáceas siempre verdes y sus flores son blancas, rosas o rojas, levemente perfumadas, con un embudo amarillo. Aunque se cultivan como anuales, en realidad, son arbustos. En plena tierra, en los jardines mediterráneos, esta trepadora de flores blancas perfumadas, como la mandevilla laxa, desaparece en invierno y resurge la primavera siguiente a la misma altura de 3 a 5 metros. La mandevilla x amabilis es rosada y la Sun parasol, de un rojo vivo.

Al comprarlas, es importante escoger plantas muy ramificadas con abundantes yemas, evitando las ramas alargadas, que son frecuentes al final de la temporada cuando la luz y la temperatura bajan. Se utilizan para decorar arcos y en paneles enrejados o trellis adosados a una pared para que puedan trepar. En tiesto necesitará fertilizante cada tres meses y un buen drenaje para evitar la pudrición de sus raíces. Existe un truco para que tenga muchas ramas y hojas: pinchar las puntas de las ramas.

Otra planta, también trepadora y perfecta para el borde del mar, es el falso jazmín o Solanum jasminoides o Solanum laxum. Es tan rápida que en un año de vida puede llegar a su altura de 8 metros y 6 de anchura, pero tiene el peligro de que puede ser invasora. En nuestro clima, su follaje es persistente. Trepa por unos tallos que se enroscan a su soporte o por las asperezas de un muro, a razón de un metro por semana en verano. Hay que tener cuidado porque se introduce debajo de la pizarra. Sus flores blancas se agrupan en racimos fragantes, con anteras muy vistosas amarillas. Es necesario podar el falso jazmín regularmente para limitar su extensión, estimular su ramificación y embellecer sus flores. Los tallos se cortan fácilmente pues son blandos. En un tiesto grande (60 x 40 cm) es necesario atar los tallos para que no se desparramen y mantenga su porte.