BERTA GARCIA
CONSUMO

Caducidad de los cosméticos

Efectivamente, los cosméticos, cremas solares y maquillajes también caducan y se corre un riesgo añadido si se guardan en lugares no adecuados, con cambios de temperatura frecuentes, con humedad o si están mal cerrados. Exactamente igual que con los alimentos. El índice PAO (Period After Opening) hace referencia al número de meses que el producto conserva sus propiedades después de ser abierto. Esta cifra figura en el interior de un icono que representa un tarro abierto impreso en la etiqueta del producto y puede oscilar desde los seis meses, en desmaquillantes, tónicos, cremas faciales, máscaras de pestañas o contornos de ojos, hasta los 12 o 24 meses, en el caso de los lápices de ojos y labios, esmalte de uñas y demás.

Sin embargo, la mayoría prestamos poca atención a la composición o la caducidad de estos productos, más allá de su función estética y, para colmo, los “atesoramos” en estanterías o cajones per secula seculorum. Es decir, en el cuarto de baño, el peor emplazamiento porque es el lugar de la casa con las condiciones menos adecuadas para conservar cremas u otros cosméticos. La humedad, el calor y/o la falta de ventilación, amén de las variaciones de temperatura tras la ducha o el baño, suponen los riesgos principales para la conservación del producto, ya que son buenos aceleradores de su degradación.

Los riesgos del uso de un producto en mal estado no son tan demoledores como si lo ingerimos (caso de los nutricosméticos), aunque tampoco hay que desdeñar las reacciones cutáneas y contaminaciones bacterianas. Y en el caso de los protectores solares, está también la pérdida de su eficacia frente a los peligrosos rayos UVA.

La zona ideal para su conservación (dentro de los límites que marca la fecha de caducidad) es un lugar fresco y seco, lejos de focos de luz directa o de la incidencia de la luz solar. Por supuesto, con los envases bien cerrados pues el contacto con el aire produce oxidación, máxime cuanto más natural sea este.