IKER FIDALGO
PANORAMIKA

Cuestionar

Todo es cultural. Nuestra forma de sentir, de mirar o de entender está regida por normas que componen nuestra identidad como sociedad. El espacio de convivencia necesita de una negociación que nos permita crear unos códigos sobre los que establecer unas bases que estructuran los lugares comunes. Todo aquello que parece inocente no lo es, y acaba por conformar las reglas del juego que son capaces de definirnos e incluso de diferenciarnos. Por todo esto, la cultura en general y el arte contemporáneo en particular son capaces de desafiar cualquier espacio normativo. La potencia del relato puede provocar un espacio de revolución de lo sensible, alterar las maneras impuestas de entender el mundo y proponer nuevas maneras de imaginar. Dicho lo anterior, podemos entender que subestimar el acto estético o el gesto poético es siempre un error, pues por muy pequeño y marginal que parezca, tiene el poder de brindar un parapeto para la puesta en común y la conexión de percepciones. Como siempre reivindicamos desde estas líneas, una cultura que sea capaz de desafiar cualquier estructura es señal de higiene social, pues supone una constante oportunidad para pensar sobre aquellos esquemas impuestos por el sistema dominante. Con todo, podemos deducir que el rol del público no es únicamente la asunción de una postura de contemplación pasiva. Cada propuesta requiere de nuestro esfuerzo e implicación como pieza indispensable del diálogo. Además de esto, está en nuestra mano conformar una ciudadanía que exija una gestión responsable de los recursos culturales bajo indicadores como calidad, capacidad crítica e independencia.

El Centro Cultural Montehermoso inauguró el pasado 20 de setiembre la exposición “Desmesura”, a cargo del artista Salim Malla (Gasteiz, 1976), como uno de los proyectos seleccionados dentro de la convocatoria anual de proyectos artísticos que realiza el centro gasteiztarra. La muestra de Malla presenta una serie de piezas alrededor de la idea de medida y de los cánones y patrones establecidos en nuestra sociedad, como unidades básicas sobre las que desarrollar la manera de entender la longitud. Cada obra parece ser un ejercicio que muestra cómo lo que hoy en día entendemos como objetivo e inamovible nace realmente de una propuesta subjetiva que se aprueba como punto de partida compartido. De esta manera, una resolución formal muy anclada en las raíces del arte conceptual nos propone una serie de estímulos que en ocasiones roza de cerca la cuestión del juego o la ironía. Trabajos como “Amonedación métrica”, en la que varios tubos de metacrilato soportan 120 cm de construcciones realizadas con monedas de diferente valor pegadas entre sí, o unos cuadros realizados con una técnica de tejido entrelazando las cintas métricas que regalan en grandes almacenes, dotan a “Desmesura” de una estética hilada y coherente. Subyace entonces una reflexión en torno a los aparatos de legitimación de una sociedad y la imposición de las decisiones que gobiernan nuestros cuerpos y modos de vida.

El final de setiembre supuso el inicio de una nueva edición de “Mapamundistas”. Un programa que se realiza en Nafarroa desde el año 2007 y que en esta edición se extenderá hasta el 27 de este mes. Iruñea, Uharte y Atarribia son las tres localidades en las que habrá exposiciones, encuentros con artistas e incluso un ciclo de cine. En el ámbito expositivo, Iruñea se lleva la mayor carga de contenido y, en concreto, el espacio de la Ciudadela con sendas muestras de Javier Arbizu, Julie Chaffort y Concha Martínez Barreto. La película de Tarkovski “El Espejo” es el punto de partida para la organización comisarial y las líneas narrativas en torno a la conformación del “yo” y de nuestra propia imagen.