IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Gesto

Las artes plásticas han estado siempre ligadas a un imaginario de lo manual, al dominio de la técnica y al control de los materiales hasta alcanzar la maestría suficiente para poder crear desde esta relación cuerpo/materia. Esta relación sirve, a día de hoy, como baremo para un gran sector del público e incluso como método de enseñanza en escuelas y universidades. Sin embargo, el arte contemporáneo superó hace tiempo el corsé de la ejecución perfecta para aportar desde otros frentes que abarcan tanto el ámbito conceptual como la propuesta performática o el campo relacional. Todas estas nociones no son más que algunos trazos básicos de un universo, el del arte, cargado de espacios de acción, capas de complejidad y modos de hacer, un sistema que se expande hacia múltiples direcciones. Sin embargo, una de las mayores cualidades de la producción artística puede que sea precisamente la capacidad de componer desde un paisaje múltiple.

Superada hace tiempo, la actitud de vanguardia en la que cada nueva idea del arte debía romper con la anterior, vivimos los tiempos de la hibridación y la disolución de las barreras entre disciplinas. Es por eso que conviven en el panorama mundos tan identificables con lo artístico como la pintura o la escultura junto con maneras de expresión mucho más volátiles e inclasificables. Las exposiciones que reseñamos a continuación están ancladas en el terreno de lo pictórico y su expresión básica, la dualidad entre soporte y pigmento.

La galería Michel Mejuto del centro de Bilbo inauguró el pasado 3 de octubre bajo el título “New York 1990” la vuelta del pintor Darío Urzay (Bilbo, 1958) al panorama expositivo de Euskal Herria. El que fuera ganador del prestigioso Premio Nacional de Arte Gráfico en el año 2005, pasa por pertenecer a una prolífica generación de artistas vascos de gran trayectoria internacional de sobra contrastada con trabajos en importantes centros de arte. Tras 20 años de ausencia sin realizar ninguna muestra individual en nuestro territorio, Urzay presenta hasta el 9 de noviembre un conjunto de obras realizadas durante sus primeros meses de estancia en la icónica ciudad norteamericana. Un capítulo imprescindible para la biografía de Urzay es su llegada a Nueva York a principios de los años 90 y la relación de su producción visual con la Gran Manzana. Más de una veintena de piezas permanecen como rastro de aquella vivencia.

Composiciones marcadas por colores grisáceos y texturas de reminiscencia urbana engrosan la colección protagonista de esta exposición. Destacan una serie de acrílicos sobre papel que parecen representar un código de barras que es a su vez un paisaje casi nocturno de edificios envueltos en una neblina. Sin embargo, no es necesario decodificar su contenido desde el lenguaje de la representación realista. La materia, el pigmento e incluso el aspecto velado, terminan por imponerse sobre cualquier búsqueda narrativa.

Muy cerca de allí, Javier Pagola (Donostia, 1955) presentó el pasado 19 de setiembre en la Galería Lumbreras de Bilbo “Ni/Zu”, que podrá visitarse hasta el 25 de octubre. Algo más de 80 piezas dan cuerpo a una trayectoria que se sitúa a medio camino entre el dibujo y la pintura. Un gesto y un grafismo tan directo como fresco se erige como columna vertebral de cada uno de los trabajos. El color, en su mayoría presente de forma plana y limpia, encuentra su lugar en los retratos y cuerpos de pequeño y mediano formato mientras que los grandes tamaños, desprovistos esta vez de marco, hacen énfasis en el trazo. Las obras, en su mayoría realizadas entre 2017 y 2019, conviven además con esculturas de Mikel Lertxundi.