TERESA MOLERES
SORBURUA

Tierra para el bonsái

Para que un árbol enano plantado en tiesto o bandeja de bonsái crezca de manera satisfactoria es necesario renovar regularmente la tierra. En el caso de los bonsáis, a diferencia de otras plantas en tiesto, no hace falta que el contenedor sea más grande; el recipiente será el mismo durante años y solo se cambia el sustrato en primavera y otoño. Comenzaremos por colocar el bonsái a remojo en suficiente agua durante un cuarto de hora, luego hay que dejarlo escurrir bien y después sacar el cepellón del tiesto con cuidado. El paso más importante consiste en no estropear las raíces al extraerlo. A continuación se deben desenredar las raíces con un escardador o tenedor curvo; se trata de separarlas, ordenarlas y quitarles la mayor parte de la tierra vieja. Se puede aprovechar para cortar alguna rama que sale desproporcionada del diseño total.

A continuación se prepara la tierra nueva, preferentemente tierra apropiada para cultivar bonsáis a la que se le puede añadir puzolana muy fina o zeolithe si el tiesto es grande. Limpiar el recipiente para retirar toda traza del sustrato viejo. En los agujeros de drenaje colocaremos un cuadrado de rejilla plástica para que las raíces no salgan. Con el nuevo sustrato se fabrica una especie de montañita de unos siete centímetros en su parte más alta y de dos en la más baja, de forma que cubra todo el interior del tiesto. Con este truco se consigue que se recupere la silueta del bonsái.

Ahora ya podemos colocar el bonsái en el tiesto. Comprobar a ojo que su posición es correcta tal como queremos que se mantenga hasta el próximo cambio de sustrato. Rellenar con la tierra todos los espacios del tiesto apretando sobre las raíces, sin olvidar los bordes interiores. En ese momento se riega una primera vez y luego colocamos las piedras, cualquier otro elemento ornamental o una cubierta de musgo. Regar otra vez sin miedo, mejor con regadera y suavemente para no desplazar la tierra.

El bonsái debe estar colocado a la sombra hasta que prenda. Si es un ejemplar de hoja caduca, todas las hojas se caerán, mientras tanto las raíces se preparan para su arranque la próxima primavera. Por último, ya que es un arbolito frágil, hay que vigilar los cambios extremos de temperatura. Por lo tanto, este invierno colocadlo al abrigo de las corrientes de aire.