IñIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Una infraestructura para el deporte

El estudio MVRDV ha inaugurado en Múnich el edificio WERK12, que combina una forma prismática simple, materiales sencillos y unas fachadas transparentes que envuelven esa gran estructura como una cortina. En definitiva, un gran contenedor, casi una pieza industrial o, si se prefiere, infraestructural, como lo puede ser una central eléctrica, el puente de una autopista o un pabellón. Un edificio, por tanto, abierto que, gracias a esa estructura libre, puede responder a multitud de usos diversos.

En este caso, los cinco pisos del edificio están ocupados por restaurantes y bares en la planta baja, las oficinas de Audi Business Innovations en el primer piso y un gimnasio de tres plantas que queda rematado por un piscina que ocupa la quinta planta del nuevo inmueble. Esa estructura aséptica, llena de usos diversos que se apilan, se vincula al lugar mediante un gesto pop, unas grandes letras que pueblan su envolvente exterior. En las fachadas destacan unas enormes y esculturales palabras, con expresiones onomatopéyicas asociadas al deporte, que alcanzan los cinco metros de altura, resueltas con la tipografía y el color típico de los cómics alemanes. Expresiones regruesadas por la luz y el color que son también un tributo al graffiti que poblaba todo ese ámbito de la ciudad antes de la intervención.

El WERK12 forma parte del núcleo del nuevo distrito Werksviertel-Mitte, un plan de regeneración urbana que transforma una antigua zona industrial abandonada en un barrio dedicado a los servicios y el ocio. Los usuarios pueden moverse con libertad por el edificio de múltiples maneras. Por un lado, existe un núcleo de circulación principal en el lado noreste, que se complementa con las terrazas de 3,25 metros de ancho que rodean cada nivel del bloque. Por otro lado, estas mismas terrazas quedan conectadas por escaleras exteriores que se enroscan alrededor del edificio para enlazar estos amplios espacios abiertos. Una referencia lúdica a uno de los primeros proyectos más famosos del estudio holandés MVRDV, el Pabellón de Holanda en la Exposición Internacional de 2000 en Hannover. Esta ruta pública hacia el edificio desdibuja la distinción entre interior y exterior, colocando los espacios interiores en conexión directa con los balcones y esos espacios exteriores que, con buen tiempo, pueden ser colonizados. Una condición que queda apoyada por la materialidad del suelo, terminado con el mismo material que las aceras para enfatizar ese posible uso público del propio edificio.

La única concesión a la fiesta es la de la fachada, animada por una obra de arte urbano desarrollada en una colaboración con los artistas locales Christian Engelmann y Beate Engl. El frente incluye letras que, con diferentes tipografías y tonos lumínicos, recrean expresiones comunes tomadas de la versión alemana de los cómics del Pato Donald y que, por otro lado, reproducen los gemidos más habituales que suelen oírse en los gimnasios.

Estas letras de cinco metros de altura y la naturaleza coloquial de las expresiones elegidas transforman durante la noche la apariencia del edificio que se convierte, gracias a la iluminación, en un icono del nuevo barrio. Las geometrías simples y los materiales honestos del contenedor primario contribuyen a un espectáculo de luces vibrantes a medio camino entre la estética pop y la de las luces de neón de los centros comerciales.

Jacob van Rijs, socio fundador de MVRDV, reconoce que con su diseño querían respetar y celebrar la historia de transformación del antiguo distrito industrial y, al tiempo, sentar las bases de un área más alegre que festeja el ocio, el deporte y el disfrute de los nuevos espacios públicos que rodean la construcción.

Vistas al centro de Múnich. Las paredes de vidrio que cierran de suelo a techo las plantas del WERK12, junto con su ubicación cercana a la estación de tren, permiten a los niveles superiores vistas abiertas hacia el centro de Múnich, puntuadas en algunos lugares por las letras en las terrazas, muchas de las cuales adquieren un nuevo significado cuando se leen al revés. Un juego que se vuelve más singular al llegar al quinto piso, dedicado en su totalidad a la piscina del gimnasio y que ofrece a los nadadores vistas sobre el centro histórico de la ciudad.

Pero tal vez el rasgo más destacable del edificio sea el esfuerzo puesto en el diseño de unos espacios de gran flexibilidad. Los techos especialmente altos, con 5,5 metros entre cada piso, permiten que los futuros usuarios agreguen entrepisos u otros cambios de nivel, multiplicando las posibilidades del inmueble y, por lo tanto, su capacidad de albergar diferentes usos. Por otro lado, la colocación de la circulación en el exterior permite que los interiores puedan reconfigurarse fácilmente, al tiempo que proporciona estabilidad estructural al conjunto mediante el uso de escaleras diagonales. Al fin y al cabo, es un gran contenedor que ahora alberga instalaciones deportivas, pero preparado para lo que pueda traer el futuro.