TERESA MOLERES
SORBURUA

Gusanos y moreras

La Ruta de la Seda fue denominada así en el siglo XIX por un geógrafo alemán, sin embargo, su existencia es anterior a nuestra era. Tejidos de seda china ya aparecían en tumbas de Afganistán y en el sepulcro de un príncipe germánico. Hace 24 siglos, la seda se intercambiaba por pieles y llegó a utilizarse como moneda de cambio; todo comenzó cuando los chinos descubrieron y guardaron el secreto de su fabricación.

En la época de los emperadores de la dinastía Han, las caravanas de mercaderes que salían de la ciudad china de Xian llevaban hasta mil camellos, con tejidos de seda, hierro, lacas y cerámica. También acarreaban naranjas, albaricoques, moras, melocotones, rosas, camelias, azaleas... Y, de regreso desde Persia y Asia Central, transportaban esclavos, vid, higuera, granados, jazmín, dátiles y aceitunas. Su conexión llegó hasta la antigua Roma. Siempre que había paz, la Ruta de la Seda florecía. Según la tradición cristiana, entre los mercaderes estaban los Reyes Magos que llevaron al niño Jesús oro, incienso y mirra, símbolos de riqueza, realeza y divinidad. Mahoma prohibió la seda considerándola demoniaca como otros placeres del cuerpo.

En realidad, se pueden criar gusanos de seda con bastante facilidad. Antes hay que saber que la mariposa o gusano de seda Bombyx mori se transforma en diferentes fases hasta acabar su crecimiento. Como oruga se dedica a comer hojas de morera hasta que su piel se vuelve tan tersa como la de un tambor; entonces deja de comer y comienza a fabricar el capullo para proteger su crisálida. Haciendo movimientos con la cabeza en forma de ochos segrega un filamento de proteínas de seda que enrolla a su alrededor hasta alcanzar los 1.500 metros de longitud para formar un capullo durante veinte días. Cuando llega lo que los chinos llaman el “gran despertar”, la crisálida alcanza su madurez y convertida en mariposa sale para comenzar su ciclo vital. Así deja atrás el capullo del que se extrae la seda.

El gusano se alimenta con el almidón de las hojas del árbol de morera, Morus alba. Es un árbol caducifolio originario de Asia de hojas color verde claro. Florece en abril y fructifica en mayo. En jardinería se planta a pleno sol, por su fácil cultivo y resistencia. La poda se efectúa a finales de otoño con abonado en verano.