BERTA GARCIA
CONSUMO

Buenos deseos

Acabamos de estrenar año y, como siempre, estamos llenos de buenos deseos para transitarlo, porque la esperanza es lo último que se pierde. Al menos eso se dice, y valga como ejemplo la fallida Cumbre Climática de Madrid. Sin embargo, confiaremos en que este 2020 sea el año para el definitivo inicio de un cambio del paradigma sistémico.

Lo cierto es que los cambios asustan, y tener que abandonar las zonas de confort a los hijos del capitalismo nos provoca tanto vértigo como al protagonista de “Matrix” elegir entre la píldora azul o la roja. Pero es importante la actitud positiva que debemos mantener, porque el tejido productivo seguirá, aunque con formas y métodos de producción diferentes.

Tomemos el caso del sector alimentario, tan cotidiano y necesario para los humanos. Vemos crecer el poder de las grandes (y pocas) multinacionales y cadenas de distribución, a la par que se empobrecen y /o desaparecen los pequeños agricultores, verdaderos artífices de la comida sana. Y aunque el enfoque resulte un poco demagogo, la opción del cambio de la mano suministradora mejoraría la posición de estos últimos. Claro que eso sería a cambio de que los grandes ya no cotizasen en Bolsa o desapareciesen las hipersuperficies de consumo y ocio de la periferia urbana, por poner un ejemplo.

El camino hacia un consumo diferente ya no admite virajes. Son muchas las personas concienciadas, entre ellas las jóvenes, que cantan aquello de “no somos locas sabemos lo que queremos”. Y con la inmediatez que proporcionan las nuevas tecnologías de la comunicación, es difícil que no vean con claridad cómo es el panorama actual y también el futuro.

Hasta aquí hemos llegado con los modos de producción y consumo a favor de una entelequia llamada mercado. Eso sí, acompañados con el soniquete economicista más perverso de «consumid, consumid malditos, que se acaba el mundo».

Esperemos que el mundo siga girando y girando, pero al son de otras generaciones que confían más en el ser que en el tener. En todo camino a emprender siempre hay que dar un primer paso y, a primeros de enero, sería una buena declaración de intenciones que al menos intentásemos hacer del 2020 un buen año.